En ocasión del inicio del año escolar les reitero que la
educación es la principal fuente de desarrollo económico y social. Los países
más avanzados son los que tienen una mano de obra más calificada. Y se reconoce
que un buen maestro es una condición indispensable para que los niños puedan
absorber los conocimientos y aprender a pensar mediante la solución de
problemas.
En un estudio publicado recientemente por el Banco Mundial,
y coordinado por Barbara Bruns, se demuestra que la calidad del magisterio de
Latino América y el Caribe explica el desempeño académico de cada país. En resumen señalan: “La baja calidad promedio
de los maestros…es la restricción limitante del progreso educativo de la región
y, consecuentemente, de la contribución del gasto en educación a la reducción
de la pobreza y la prosperidad compartida.”
Un paso importante para tener buenos maestros es atraerse al
magisterio a los mejores estudiantes del bachillerato. En una investigación que
realicé para el caso dominicano junto a Andy Dauhajre para el BID, hace ya 15
años, se demostró que en ese entonces los peores bachilleres eran quienes –al
no poder estudiar una carrera más difícil- seleccionaban el magisterio como educación universitaria. Para atraerse a
los mejores bachilleres hay que pagarles a los maestros como si fueran los
principales funcionarios del país.
A mí no me cabe la menor duda, si se quiere que este país
avance hay que luchar por tener grandes maestros en las escuelas dominicanas.
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