El esquema Ponzi es un negocio que promete beneficios
extraordinariamente elevados.
Las variables que definen la solvencia de esos negocios son
las siguientes. La tasa de interés prometida a los inversionistas. La tasa de
interés nominal que realmente obtiene el negocio, la cual en muchos casos es
igual a cero. El ritmo de acumulación de nuevos depósitos o inversiones. Y, por
último, la tasa de retiro de recursos del fondo, en caso de que puedan ser
retirados.
Nótese que un banco es un negocio que recibe fondos que son
remunerados a una tasa pasiva que es inferior a la tasa de interés activa que
cobran a los clientes. Además recibe depósitos a un ritmo que, en promedio, es superior a la tasa de retiro
de depósitos. Eso significa que un banco, bien administrado, es un fondo que
puede mantenerse creciendo indefinidamente de manera solvente.
Por otro lado, tómese el caso de un negocio que atrae
recursos prometiendo una tasa de retorno superior a la que cobra. Ese fondo
iría disminuyendo a menos que el ritmo de los depósitos sea muy superior a la
tasa de retiro. La mayor entrada de recursos permitiría al fondo pagar el
retorno extraordinario con los nuevos depósitos. Se trata del típico Ponzi.
Para detectarlo simplemente evalúe la sostenibilidad
quitando de la ecuación la entrada de nuevos depósitos. Si el cálculo arroja
que el fondo no puede pagar los intereses prometidos entonces se trata de un
Ponzi. Y salga corriendo como el diablo a la cruz.
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