[Escrito el 5 de abril de 2016]
La
filtración de documentos privados puede causar problemas. No me refiero a los
Papeles de Panamá que son el resultado del ataque informático a una importante
firma de abogados panameña y que ha revelado la existencia de empresas y
cuentas de poderosos políticos a nivel mundial. Me refiero a la filtración de la
transcripción de una teleconferencia entre funcionarios del FMI sobre la
situación económica de Grecia.
El gobierno
de Alexis Tsipras acusa al organismo internacional de presionar a Grecia hasta
el borde del incumplimiento. De acuerdo a Atenas el Fondo prolongaría las
negociaciones hasta julio que es la fecha en que Grecia debe hacer nuevos pagos
de deuda soberana. En ese momento, al borde del incumplimiento, tanto Atenas
como los acreedores tendrían que realizar concesiones a favor de un nuevo
acuerdo que permita el recorte de la deuda. La filtración llevó a Tsipras a
afirmar que lo que está en juego es si Grecia puede confiar en el Fondo y si se
puede seguir negociando con éste de buena fe.
Christine
Lagarde, la directora gerente del FMI, ha defendido la integridad de sus
funcionarios y ha señalado que ese argumento de Atenas no tiene sentido.
Además, Lagarde ha advertido a Tsipras que “es crítico que sus autoridades
aseguren un entorno que respete la privacidad de sus discusiones internas.”
Esto es una clara alusión de que el gobierno de Tsipras fue quien filtró la
información que era conocida únicamente por los funcionarios del Fondo.
No cabe
duda de que las relaciones de Grecia y el Fondo están a punto de ebullición.
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