martes, 10 de diciembre de 2013

Hacia una sociedad procompetitiva

República Dominicana y Haití tienen la oportunidad de convertirse en dos socios muy eficientes y prósperos.

En vez de estar discutiendo por las restricciones haitianas a las exportaciones originadas en el territorio dominicano o por la aplicación de una sentencia del Tribunal Constitucional de la República Dominicana, ambos gobiernos deberían estar diseñando una estrategia que les permita mejorar las condiciones de vida de la gente.

En las últimas dos décadas, la economía mundial se ha estado moviendo hacia un modelo de manufactura multipaís. Esto significa que la producción de bienes que se realiza en un determinado territorio se alimenta de insumos fabricados competitivamente en otros países. Como demostración basta con destapar una computadora, revisar las piezas de un carro o descomponer los elementos de un vestido.

Esa producción multipaís ha permitido a las naciones incrementar su productividad y competitividad, elevando el valor agregado de sus exportaciones. La eliminación de las barreras arancelarias y no arancelarias ha promovido ese modelo de producción que ha mejorado la calidad de vida de la población.

Ese es el tipo de conversación que debería estarse sosteniendo con nuestros hermanos haitianos. La empresa Codevi, del Grupo M, dirigida por Fernando Capellán, es un ejemplo de lo exitoso que puede ser la manufactura binacional. En la actualidad más de siete mil haitianos ensamblan ropa en Haití que cientos de dominicanos muy especializados diseñan, cortan y tiñen, entre otras tareas, en Santiago. Ese modelo le ha permitido a esa empresa enfrentar exitosamente a los asiáticos en los mercados internacionales.


Codevi es un ejemplo que debe servir de guía a las conversaciones entre dominicanos y haitianos. Estoy seguro de que con una sociedad procompetitiva ganaremos más y crearemos las condiciones para vivir mejor en ambos países. 

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