[Escrito el 29 de marzo de 2023]
Los sistemas de pensiones de Francia y de España son de reparto. En ese tipo
de sistema de pensiones los trabajadores jóvenes son los que aportan recursos
para que los trabajadores en edad adulta ya retirados puedan recibir una
pensión. El objetivo general de ese sistema es el otorgamiento de pensiones
decentes, la sostenibilidad financiera y la justicia intergeneracional. Lamentablemente,
el tiempo ha demostrado lo difícil de alcanzar esas tres metas.
Un análisis actuarial de esos sistemas de reparto arroja que el valor
presente de las obligaciones, es decir, las pensiones a pagarse a lo largo del
tiempo, es superior al flujo de las recaudaciones del sistema. Ese resultado se
traduce en la necesidad de que los gobiernos tengan que realizar aportes de los
contribuyentes para evitar el colapso.
En el caso de Francia, el presidente Emmanuel Macron ha propuesto una
reforma a su sistema de pensiones para que pueda seguir operando. La propuesta
del gobierno francés consiste en aumentar la edad de retiro mínima de 62 a 64
años. Esa decisión ha provocado revueltas en las calles y debilitado el
gobierno de Macron.
El sistema de pensiones en España también confronta graves dificultades.
En la madre patria, la edad de retiro es 65 años, por lo cual no se puede
pensar en elevar esa edad para mejorar la viabilidad actuarial del sistema de
reparto.
En España los pensionados reciben el 80% del ingreso neto que tenían
antes de la fecha de retiro, lo cual eleva el déficit del sistema de pensiones
y presiona las finanzas públicas. Actualmente el gasto público por concepto del
sistema de pensiones se coloca casi en 14% del PIB. Y se proyecta que, si no
hay ninguna reforma previsional que mejore los ingresos de la caja de reparto,
entre los años 2045 y 2050 el déficit público por el agujero que tiene el
sistema de pensiones aumentaría en más de dos puntos porcentuales del PIB. Esto
se explica por el hecho de que en la actualidad tres jóvenes pagan la pensión
de un trabajador retirado, mientras que ese número caerá a 1.7 jóvenes por cada
retirado hacia 2050.
De acuerdo con una reseña en el Financial Times, el gobierno de Pedro Sánchez
propondrá que los trabajadores jóvenes, así como los empleadores, aumenten sus
aportes al sistema de pensiones con el objetivo de mejorar la sostenibilidad
financiera y poder continuar con el pago de las pensiones a los adultos
mayores. Los expertos señalan que aun cuando se ejecute esa reforma
previsional, que recaerá sobre los hombros de los jóvenes, el déficit público aumentará
en el entorno del 1.1% del PIB. A esto se añade la crítica de que esa medida
equivale a que los jóvenes actuales tengan que trabajar más años para recibir
la misma pensión en el futuro. Un hecho que se interpreta como
intergeneracionalmente injusto.
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