miércoles, 29 de marzo de 2023

¿Cómo analizar el balance general de un banco?

[Escrito el 28 de marzo de 2023]

El balance general o estado de situación de un banco, al igual que el de las empresas no financieras, se compone de activos, pasivos y patrimonio. No obstante, las características de esos componentes del balance de los bancos y de otras empresas son muy diferentes.

Por el lado de los activos, los bancos poseen efectivo depositado en bóveda o en el banco central, cartera de préstamos, inversiones en títulos financieros -públicos o privados- e inversiones en bienes raíces. La mayor parte de los activos de un banco se concentra en préstamos e inversión en títulos financieros. Ambos tipos de instrumentos financieros generan un retorno a través de la tasa de interés o cupón que se les coloca cuando se otorga o es emitido.

El valor de mercado de esos instrumentos, como los bonos o notas del Tesoro, depende de la tasa de interés del mercado. Esto significa que el valor de mercado puede ser distinto al valor facial o nominal, que es el que se determinó al momento de emitir el título. Cuando la tasa de interés sube, el valor de mercado de los títulos financieros públicos que se emitieron con una determinada tasa de interés baja. En otras palabras, si la tasa de interés sube el valor de mercado de los activos de la entidad financiera se reduce; esto se denomina riesgo de tasa de interés, que aumenta mientras más largo sea el plazo de vencimiento del instrumento financiero.

Por el lado de los pasivos, los depósitos -a la vista y a plazos- y los bonos emitidos por el banco, sean convertibles o no en acciones, son los principales componentes. Por lo general, el plazo de vencimiento de esos depósitos y bonos son de muy corto plazo, lo cual significa que cuando sube la tasa de interés de mercado tiende a subir relativamente rápido la tasa de interés de esos pasivos o se corre el riesgo de que los depósitos salgan hacia otros bancos.

La pérdida de depósitos puede llevar al banco a vender activos, a precio de remate, para poder satisfacer el aumento de la demanda de liquidez. Esto genera un riesgo de liquidez, que se hace más grave en la medida en que los activos sean menos líquidos y vulnerables a los movimientos de la tasa de interés del mercado. Si el activo se vende a precio de remate, el banco tendría que aceptar un descuento muy elevado de su precio.

La reducción del valor de mercado de los activos en comparación con el valor de los pasivos provoca una disminución del patrimonio del banco. Esto obliga al banco a emitir más acciones para elevar su capital. Si no lo logra, la probabilidad de que ocurra una corrida bancaria se eleva a niveles que obliga a las autoridades a intervenirlo y buscarle un comprador para que la resolución sea lo menos gravosa posible para la economía.

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