[Escrito el 6 de marzo de 2023]
Tal como establecen los libros de texto y así como se había
pronosticado, la lucha contra la inflación ha reducido el ritmo de crecimiento
del producto interno bruto (PIB) de la economía dominicana. El cambio de
postura de la política monetaria hacia una más restrictiva, no sólo en el país
sino a nivel global, tiene como meta reducir la demanda agregada y quitarle
presión a la variación de los precios.
De acuerdo con los cálculos del Banco Central, la tasa de inflación del
mes de febrero, medida como variación del índice de precios al consumidor con
relación al mes anterior, fue de 0.11%; el menor cambio relativo desde mayo de
2020. En términos anualizados esa variación equivale a una tasa de inflación de
1.3%, lo cual implica una reducción significativa con relación a meses
anteriores.
Ese resultado positivo tiene un costo. El aumento de las tasas de
interés se traduce en una reducción de la demanda agregada, tanto a través del
componente de inversión como por el de consumo. El valor agregado del sector
construcción retrocedió en enero en 11.5%, producto de la combinación de un
lento proceso de inversión pública; precios elevados de insumos de
construcción; y mayores tasas de interés. En ese contexto, cabe señalar que el
aumento de tasas de interés reduce el valor presente neto de los proyectos de
bienes raíces, provocando una baja de la inversión en construcción.
Ese débil arranque de año, y la desaceleración de la economía global que
se prevé para los próximos meses, lleva a pronosticar que el crecimiento del
PIB de la República Dominicana para 2023 se coloque por debajo del 4%. Ese
crecimiento económico, que sería menor que el ritmo potencial, implica un reto
importante para las autoridades, pues se crearán menos empleos.
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