[Escrito el 9 de marzo de 2023]
El 23 de enero comenté que el próximo aumento del salario mínimo no
sectorizado debería quedar entre 10% y 16%. Ese rango lo obtuve analizando la
inflación acumulada en los dos años previos a la fecha de ajuste y tomando en
consideración la expectativa de inflación para los próximos dos años.
Ayer se acordó en el Comité Nacional de Salarios realizar un ajuste de
un 15% en abril de este año y un 4% en febrero de 2023; en términos acumulados
eso significa un aumento de 19.6%. El primer componente del ajuste queda cerca
del techo del rango que propuse, que se fundamenta en la inflación acumulada en
24 meses previos. El segundo ajuste ocurrirá dentro de casi un año, durante lo
cual se registrará una inflación en el entorno de 4%. Esto significa que la
decisión tomó en cuenta la inflación acumulada y la prevista.
El ajuste aprobado ayer aumentará el ingreso nominal de los empleados
del mercado laboral formal que perciben salario mínimo. Esa es una buena
noticia. Es probable que los empleados formales que tienen salarios superiores
al mínimo también reciban un aumento, aun cuando sea un ajuste porcentual
menor.
Los perceptores de ingresos en el mercado laboral informal, que
representan alrededor del 58% de los trabajadores, no se beneficiarán del
aumento del salario mínimo.
Las micro y pequeñas empresas formales, que tienen un mayor porcentaje de
empleados con salario mínimo, serán las que experimentarían un mayor aumento
relativo del costo laboral.
Todas las empresas evaluarán la posibilidad de trasladar el aumento de
los costos laborales al precio final. Esto se traduciría en una mayor tasa de
inflación. El impacto sobre los precios dependerá de las condiciones del
mercado de bienes en los cuales operen esas empresas formales. A mayor
intensidad de competencia, menor capacidad tendrán de trasladar el aumento de
los costos al precio final.
Asumiendo que los precios de sus productos se mantengan constantes, el incremento
del costo laboral reduciría el beneficio de las empresas. Para enfrentar esa
situación los propietarios de negocios tendrían que despedir personal.
Un negocio que empleaba cinco personas con el salario mínimo de 21 mil
pesos enfrentaba una nómina de 105 mil pesos al mes, dejando fuera los costos
vinculados con los aportes a la Seguridad Social. Con el aumento del salario
mínimo acumulado de 19.6% esto implica que la nueva nómina sería de 125,580
pesos al mes. En caso de que una determinada empresa no pueda trasladar ese nuevo
costo laboral a sus precios, y quisiera evitar una reducción de sus beneficios,
tendría que despedir a un trabajador. El objetivo de ese empresario es intentar
seguir produciendo la misma cantidad, pero con solo cuatro empleados. Esto significa
que habría un aumento de productividad laboral de los cuatro empleados
restantes, que compensaría el incremento del salario mínimo.
Lo anterior confirma nuevamente que no hay almuerzo gratis, sobre todo,
en un entorno en el cual la economía registra una reducción de su ritmo de
crecimiento.
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