miércoles, 2 de diciembre de 2020

Dominicana: una economía resiliente

 [Escrito el 30 de noviembre de 2020]

La economía dominicana ha demostrado ser resiliente. Su capacidad de recuperación frente a choques domésticos o externos, o choques de oferta o demanda, es verdaderamente extraordinaria. Las estadísticas de octubre muestran que la actividad económica, medida por el producto interno bruto, mejora sostenidamente, lo cual revela una trayectoria que se explica por la política económica que se ejecuta desde marzo de este año.

De acuerdo con el Banco Central de la República Dominicana, el Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) del mes de octubre de 2020 presenta una variación interanual de -4.3%, colocándose el crecimiento promedio del período enero-octubre en -7.7%.  

El PIB trimestral desestacionalizado revela un comportamiento positivo en el trimestre julio-septiembre con relación al segundo trimestre del año. Específicamente, se estima que la actividad económica se incrementó en un 11% en el tercer trimestre al compararse con los tres meses anteriores.

La recuperación de la actividad económica privada se explica por la política económica expansiva. Por un lado, el Banco Central desde el mes de marzo, justo antes de que iniciara la cuarentena, comenzó a disparar los cañones monetarios, reduciendo la tasa de interés de política y liberando decenas de miles de millones de pesos la liquidez, con lo cual apoyó la demanda agregada de los agentes económicos privados.

La actual política monetaria me hizo recordar la reacción del Banco Central en 1998, cuando el país fue impactado por el huracán Georges. En aquel momento, las autoridades monetarias, encabezadas por el gobernador Héctor Valdez, ejecutaron rápidamente un programa de flexibilización crediticia que apoyó el conjunto de acciones del Gobierno Central y del sector privado, que eran necesarias para reconstruir el país y el aparato productivo nacional, creciendo el PIB ese año en 7.3%.

Volviendo al presente, la política fiscal también ha favorecido la recuperación de la actividad productiva. El apoyo a los hogares pobres y vulnerables, así como a las pequeñas y medianas empresas, ha amortiguado el impacto negativo que provocó la pandemia del Covid-19 sobre la oferta y la demanda de bienes y servicios. Los programas de ayudas sociales, Quédate en Casa, Fase y Pa’Ti han sido clave para la mejora del PIB y para evitar que subiera la incidencia de la pobreza en 7.3 puntos porcentuales adicionales a lo que subió (6 p.p.), pero se necesita aumentar la inversión pública, lo cual facilitaría que la economía cierre el año 2020 con una variación en el entorno del -6.8% y alcance una expansión de un 6% en 2021, tal como estima el Banco Central. Un excelente resultado si se toma en consideración que en el pasado mes de abril se registró un desplome de -29.8%.

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