[Escrito el 18 de octubre de 2021]
Arthur B. Laffer, graduado de la Universidad de Stanford y profesor de la Universidad del Sur de California en los Ángeles, California, es un economista estadounidense que fue asesor del presidente Ronald Reagan. A nivel global se le conoce por una curva en forma de U invertida que establece la relación entre la tasa impositiva y el nivel de recaudaciones. La Curva de Laffer propone que existe un nivel de tasa impositiva que maximiza las recaudaciones, por lo cual si se establece una tasa superior a ese nivel crítico las recaudaciones se reducirían.
Un ejemplo de esa afirmación de Laffer se encuentra en el mercado de
bebidas alcohólicas en la República Dominicana. En el año 2012 se modificó la
tasa efectiva de tributación de esas bebidas, mediante un significativo
incremento del impuesto selectivo específico sobre el litro de alcohol
absoluto. Esto provocó que hoy la tasa de tributación efectiva represente el
66% del precio del ron, el 39% del precio de la cerveza, el 36% del precio del
vodka, el 35% del precio del whisky y el 35% del precio del vino.
El mayor incremento relativo de los impuestos al ron, con relación a las
demás bebidas alcohólicas, provocó que las ventas declaradas de ese producto en
la Dirección General de Impuestos Internos cayeran alrededor de un 30%, pasando
de 12.6 millones de litros a 8.9 millones de litros en 2017; y todavía en 2020
se colocó un 20% por debajo del nivel de 2012. En contraste, en ese período, el
resto de las bebidas alcohólicas expandió su volumen de ventas en un 18%
Ese colapso en las ventas de ron redujo las recaudaciones tributarias
por concepto de ron y otras bebidas alcohólicas, excluyendo cerveza. Entre 2012
y 2015 las recaudaciones descendieron en algo más de 17%, tardando seis años en
alcanzar el nivel registrado antes del aumento de la tasa de tributación
efectiva.
El paquetazo tributario elaborado por el Ministerio de Hacienda pretende
incrementar en casi un 50% el impuesto selectivo especifico a las bebidas
alcohólicas. Esto aumentaría la brecha entre las tasas de tributación efectiva del
ron y del resto de esas bebidas, llevando la tasa efectiva del ron a un 74%, lo
cual reduciría el consumo de ese producto en 35%, retrocediendo las
recaudaciones en casi 25%. Ese resultado validaría nuevamente la Curva de
Laffer.
Los más perjudicados, si se aprueba ese aumento del impuesto selectivo
específico, serían los consumidores de menores ingresos, pues son los que
adquieren el ron de menor precio y con mayor carga impositiva relativa. Ese
resultado violaría el objetivo de equidad de la reforma tributaria, que
establece, tal como afirma el presidente Abinader, que debe pagar más impuestos
el contribuyente de mayores ingresos. Ante ese incremento de precios, los
consumidores de ron de menores ingresos seguirán desplazando su demanda hacia
el mercado de ron adulterado e ilegal, acción que en algo más de un año le
cobró la vida a más de 400 personas.
Si se quiere recaudar más gravando el consumo de alcohol es mejor aumentar la tasa ad valorem, que toma en consideración el precio del producto y no el contenido de alcohol, evitándose la distorsión en los precios relativos de esos productos que hace que el impuesto sea más regresivo, al recaer principalmente sobre los más pobres.
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