[Escrito el 22 de octubre de 2021]
Un pago ascendente a 200 millones de dólares es una cifra elevada. Y más
si se realiza a una sola persona. Pero luce un pago pequeño si esa suma se le
otorgó a la persona que suplió en 2012 la información y documentos necesarios
para iniciar la investigación que permitió demostrar la manipulación de la tasa
de oferta interbancaria de Londres (Libor) que realizaron hace unos años el
Deutsche Bank AG, Barclays y Société Générale.
En 2015 se acusó a esas entidades financieras de manipular la tasa Libor,
que es la tasa de interés de referencia a la que los principales bancos se
prestan a corto plazo entre sí en el mercado interbancario internacional. Se
prevé que esa tasa de referencia, actualmente desprestigiada, comenzará a
desaparecer el próximo año.
El pago fue realizado por la Comisión de Comercio de Futuros de
Productos Básicos que, unida al Departamento de Justicia de los Estados Unidos
y la Autoridad de Conducta Financiera del Reino Unido, llevó las acciones
contra esos bancos en 2015. Los acuerdos con el Deutsche Bank ascendieron a
2,500 millones de dólares, lo cual hace lucir los 200 millones que recibió el
denunciante -que es un exejecutivo bancario no identificado- como una cifra
razonable.
Ese tipo y magnitud de beneficio estimulará las actividades de los denunciantes,
pues se estima que reciben entre un 10% y un 30% de las penalidades monetarias
que se obtienen. Así las cosas, no me sorprendería que aparezcan nuevos
denunciantes en diversos tipos de actividades económicas.
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