[Escrito el 13 de abril de 2023]
El Fondo Monetario Internacional recomendó a los países de América
Latina y el Caribe que ejecuten una política fiscal que ayude a reducir la
inflación. De acuerdo con el FMI, a través del manejo de los impuestos y del
gasto público se pudiese reducir la demanda agregada y quitarle presión a la
variación de los precios, facilitándole así el trabajo a los bancos centrales. Obviamente,
es más fácil decirlo que hacerlo.
El producto interno bruto de América Latina y el Caribe apenas crecerá
1.6% este año, contrastando considerablemente con la expansión de 4% registrada
en 2022. Esto significa que una política fiscal que reduzca el poder de compra y,
por tanto, la demanda agregada de los agentes económicos se traducirá en menor
ritmo de crecimiento económico y mayor tasa de desocupación.
Por el lado de los ingresos gubernamentales, el Fondo recomienda que se
ejecuten medidas que eleven los ingresos tributarios, pero que graven
principalmente las rentas de los más ricos. En ese punto hay que analizar la economía
política de las reformas tributarias, lo cual lleva a reconocer la dificultad
que tiene gravar a los grupos de poder y más en un entorno de desaceleración
económica.
La lucha contra la evasión de impuestos es otra vía por tomar para incrementar
los ingresos tributarios. En el caso dominicano, se estima en 4 puntos del PIB
el monto de recursos que se pudiesen recaudar si se mejorar la efectividad del
sistema tributario. La experiencia de excelentes administradores de impuestos revela
los difícil que es lograr una reducción significativa de la evasión tributaria.
Por el lado de los gastos, el FMI señala que la reducción del gasto público
no debe afectar los recursos destinados a beneficiar a los segmentos de
población más vulnerables. Por eso recomienda que se mejore la eficiencia en la
ejecución del gasto público y que esto se logre sin que sea necesario reducir la
inversión en educación, salud e infraestructura pública.
La parte positiva del apriete fiscal que recomienda el Fondo es que,
además de reducir el endeudamiento público y mejorar la sostenibilidad de las
finanzas gubernamentales, se lograría reducir la tasa de inflación con una
menor tasa de interés de equilibrio. Esto ayudaría a recuperar la estabilidad
de precios sin que sigan descendiendo los precios de los activos financieros
que poseen los bancos, reduciéndose así la probabilidad de que ocurran crisis financieras.
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