[Escrito el 17 de abril de 2023]
La invasión rusa a Ucrania, y las sanciones impuestas contra Rusia
-entre ellas el congelamiento de activos rusos denominados en dólares-, han
desestabilizado el equilibrio que había sido creado por la globalización. Los
efectos económicos de esa guerra han provocado perturbaciones geopolíticas
preocupantes entre Washington y Beijing.
Larry Summers, profesor de la Universidad de Harvard, siempre es muy
directo. En esta ocasión lo fue más, al escribir que una persona de un país en
desarrollo le dijo que cuando esas naciones se involucran con China obtienen un
aeropuerto y cuando lo hacen con Estados Unidos lo que reciben es una
conferencia.
El presidente de Brasil, Lula da Silva, declaró en China que los países
deberían intercambiar bienes y servicios en sus propias monedas y no en dólares.
Esto es compatible con la estrategia del presidente Xi Jinping de China que
desea fortalecer el Renminbi y debilitar el dólar -y de paso el euro- como
moneda de referencia y reserva a nivel global.
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, criticó este
avance hacia un mundo de dos grandes bloques, uno encabezado por Estados Unidos
y el otro por China. Ella percibe que la rivalidad desmedida entre esos dos
poderosos países disminuirá el conjunto de beneficios obtenidos de la
globalización. Específicamente, empujará hacia arriba la inflación en un 5% en
el corto plazo y 1% en el largo plazo. Ese aumento de precios se explica por la
disrupción de la cadena de suministro y de la inversión en sectores críticos,
aumentando los costos de producción. En otras palabras, la reducción del
intercambio comercial entre los países del G-7 y China le hará más difícil el
trabajo de reducir la inflación a los bancos centrales.
Janet Yellen, secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, es una de las
promotoras del endurecimiento de esa rivalidad. De acuerdo con Yellen, su país
debe ejecutar una estrategia de hacer negocios con los países amigos y
confiables, lo que se denomina en inglés friendshoring. Esto llevaría a mover
fuentes de suministro desde China hacia otros países, sean, asiáticos, europeos
o latinoamericanos, entre otros.
La República Dominicana, cuyo principal socio comercial es Estados
Unidos, debe prepararse para sacar el máximo provecho a esta nueva coyuntura.
El principal objetivo de las autoridades dominicanas debe ser atraer
inversiones hacia el territorio dominicano, demostrándole a las empresas
americanas una vez más que puede ser un eslabón de competitividad de ese sector
productivo, tal como lo hizo en los años ochenta. En esta ocasión el reto es
mayor, pues implica dominar mejor las matemáticas y todas las áreas aplicadas
que se desprenden de ella.
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