[Escrito el 20 de abril de 2023]
La pandemia del covid-19 deterioró significativamente la salud y la
economía de todo el mundo, en especial la de los países en desarrollo. Y dentro
de esas naciones impactó en mayor grado a los segmentos de población más
vulnerables. Recientemente se cuantificó no sólo el costo de corto plazo medido
por el deterioro del producto interno bruto, el aumento del desempleo y la
pérdida de vidas humanas, sino también el de largo plazo a través del impacto
sobre la educación.
Los economistas Nora Lustig (Universidad de Tulane), Valentina Martínez
Pabón (Universidad de Yale), Güido Neidhöfer (ZEW Manheim) y Mariano Tommasi
(Universidad de San Andrés) analizaron el efecto de la pandemia del covid-19
sobre el bienestar de la gente en el largo plazo a través del canal de la
educación, condicionado por la posición de las personas en la distribución de
ingresos.
De acuerdo con un resumen de su investigación publicado por la London
School of Economics, el cierre de escuelas que se llevó a cabo para evitar la
propagación de la enfermedad impactó mucho más a los niños pertenecientes a
hogares pobres con acceso limitado a la comunicación digital.
El resultado de ese cierre de escuelas fue un incremento de la
desigualdad del capital humano acumulado en función de la calidad y cantidad de
horas de educación recibida. En Argentina, los días de clase perdidos
representaron el 23% del año escolar para los niños de hogares con padres con
bajo nivel educativo -es decir, más pobres-, contrastando con el 3% que
perdieron los niños de padres con educación superior al bachillerato.
Esos datos revelan que los más pobres acumularon menos capital humano,
aumentando, en consecuencia, la desigualdad en la capacidad de generación de
ingresos a lo largo del tiempo. En otras palabras, la diferencia entre el valor
presente del flujo de ingresos que obtendrán los niños pobres con relación al
que obtendrán los niños de hogares ricos aumentó después del covid-19.
El grupo de economistas calculó también la probabilidad de que los niños
de diferentes grupos socioeconómicos concluyeran la educación secundaria. En
Brasil, la probabilidad de que un niño de padres con bajo nivel educativo
completase el bachillerato pasó de 57.3% a 23.2%. De acuerdo con el estudio
realizado, los niños de padres con mayor educación no registraron un aumento de
la probabilidad de deserción escolar.
Los resultados de esa investigación permiten señalar que los niños de
hogares pobres tienen, después de la pandemia, una mayor probabilidad de seguir
siendo pobres y un valor esperado de ingresos mucho menor que el que tienen los
niños de hogares con padres más educados. Eso deteriora la movilidad social, acentuando
la desigualdad y la pobreza.
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