miércoles, 5 de abril de 2023

El actual trilema económico

[Escrito el 3 de abril de 2023]

Cuando realizaba mis estudios de doctorado en Economía en los años ochenta aprendí sobre el trilema económico o la trinidad imposible. Los profesores Mundell y Fleming determinaron hace varias décadas que en una economía abierta no era posible simultáneamente fijar el tipo de cambio, tener una política monetaria autónoma -que significa poder controlar la tasa de interés- y autorizar la plena libertad a los movimientos de capitales. Tal como señaló Paul Krugman, no se puede tener todo, solo es posible controlar dos de esos tres objetivos.

Actualmente se está popularizando otro trilema económico, en este caso relacionado con la política financiera. La crisis bancaria, originada por el impacto del aumento de las tasas de interés sobre el valor de los activos de los bancos, permite señalar que es muy difícil alcanzar simultáneamente los siguientes objetivos: un crecimiento económico sostenido; inflación cercana a la meta del 2% anual, en el caso de Estados Unidos, el Reino Unido o de la eurozona; y estabilidad del sistema financiero.

Los profesores de la London School of Economics, Jon Danielsson y Charles Goodhart, escribieron recientemente sobre ese preocupante trilema económico. De acuerdo con esos profesores, las regulaciones financieras juegan un rol importante, pero el problema es que no se pueden lograr simultáneamente.

Ellos argumentan que lo que se logró después de la crisis global de 2008, período en que los tres objetivos se alcanzaron de manera sincronizada, fue una ilusión. Indican que la aplicación de una política monetaria expansiva, que se tradujo en un mayor crecimiento económico, llevó a los bancos a adaptarse a un entorno de bajas tasas de interés. Dado que en ese entonces la tasa de inflación no se aceleró, se alcanzaron los tres objetivos a la vez.

La inconsistencia salió a flote cuando la tasa de inflación comenzó a acelerarse. En ese escenario, las autoridades monetarias tuvieron que subir las tasas de interés de forma acelerada y significativa, disminuyendo así la inversión y la tasa de crecimiento del consumo. Ese comportamiento de la demanda agregada redujo el ritmo de crecimiento de la economía y elevó la probabilidad de una recesión. Al mismo tiempo, el incremento acelerado de la tasa de interés redujo el valor de mercado de los bonos o notas del Tesoro que poseen los bancos, deteriorándose su posición patrimonial. Para evitar una caída de los bancos más expuestos al riesgo de tasa de interés y de liquidez, se debe aumentar su capitalización, lo cual se traduce en una reducción del crédito, impactando negativamente sobre el crecimiento económico.

Esa realidad revela la importancia del trabajo del banco central. Las autoridades monetarias deben saber caminar sobre el fijo de la navaja para que se pueda reducir la tasa de inflación, manteniendo a los bancos funcionando adecuadamente sin que se produzca una recesión económica severa.

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