[Escrito el 12 de noviembre de 2021]
El gobierno del presidente Abinader emitió una normativa que restringe
el acceso a diversos lugares a las personas que no se hayan vacunado contra el
covid-19. Algunas personas se han sentido mal, acusando a las autoridades de
instaurar una dictadura sanitaria. Otras, a mi entender la mayoría, aplauden
y/o apoyan ese tipo de medidas, pues consideran que tienen el derecho a estar
en un ambiente con menor probabilidad de contagiarse de esa terrible
enfermedad.
Hay dos maneras de promover la vacunación contra el covid-19. Con el
garrote o con la zanahoria. Ambos son incentivos que intentan convencer a las
personas a que colaboren con la sociedad y se vacunen. La decisión de cuál tipo
de medida tomar depende de la idiosincrasia de la población.
En Singapur, después de haber promovido por las buenas que todo el mundo
se inoculase, facilitándole el acceso a la vacuna, ahora pasaron al garrote. En
la tierra del gran Lee Kuan Yew, primer ministro de 1959 a 1990, se decidió que
el gobierno no cubra los gastos médicos relacionados con el tratamiento contra
el covid-19 de las personas que no se hayan inoculado. Aquellos que no se
pudieron vacunar por tener contraindicaciones o ser menores a 12 años, seguirán
siendo atendidos en los hospitales públicos sin costo alguno.
En Australia, se han ido por la vía de la zanahoria. El gobierno ofreció
que todo aquel que se pusiera la vacuna contra el covid-19 recibiría un billete
de una lotería, que le permitiría obtener un premio de un millón de dólares. El
9 de noviembre se anunció que una señora se ganó ese atractivo premio. En
adición, se otorgaron en octubre 100 tarjetas de regalo con valor de mil
dólares cada una.
Otros países han implementado zanahorias menos ortodoxas. En Austria,
específicamente en Viena, un burdel ofreció servicios de sauna y acompañamiento
por 30 minutos libre de costo, para aquellos que reciban por lo menos una dosis
de la vacuna en el establecimiento. De manera simultánea, el gobierno ha
aplicado el garrote, pues, al igual que en la República Dominicana, se ha
prohibido entrar a lugares públicos a las personas que no estén vacunadas. La
justificación es sencilla, la población tiene derecho a vivir en un entorno
saludable, que solo se conseguirá cuando se haya vencido el covid-19.
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