[Escrito el 19 de octubre de 2020]
El presidente Luis Abinader afirmó hace un
tiempo que el barrilito debe ser eliminado. Y estoy totalmente de acuerdo con
él. Los 22 millones de pesos mensuales que conforman el fondo de gestión
provincial senatorial, mejor conocido como barrilito, pueden asignarse y usarse
de manera más eficiente y transparente para apoyar a los segmentos más
vulnerables de la población, lo cual mejorará sus condiciones de vida de forma
más acentuada de que lo que se logra en la actualidad.
El presidente Abinader opina que el barrilito
es un malgasto. Esta contundente afirmación cobra una mayor importancia en esta
coyuntura, en la cual hay que utilizar de la mejor manera posible los recursos
que se pagan en forma de impuestos. Actualmente, no se sabe cómo utilizan ese
dinero los senadores. Ellos asignan esas sumas, que en algunos casos superan el
millón de pesos mensuales, para diversas actividades que, pienso yo, deben ser muy
importantes, pues la mayoría de esos legisladores defiende, a capa y espada, la
existencia del barrilito.
Me imagino que los senadores utilizan ese
dinero para ayudar a sus seguidores. No obstante, pienso que se puede aumentar
el bienestar de la sociedad si esos recursos se distribuyen con el objetivo de
alcanzar resultados específicos, definidos en la Estrategia Nacional de
Desarrollo y consistentes con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El
director de Presupuesto, José Rijo, ha señalado en diversas ocasiones que la
ejecución del gasto público debe fundamentarse en un presupuesto basado en
resultados. Y estoy de acuerdo, por eso el traslado de los fondos del barrilito
al proceso de asignación de los recursos que hace el Ministerio de Economía
mejoraría la eficiencia y efectividad de ese gasto público.
El presidente Abinader piensa que sus senadores
son distintos a los demás. Y es probable que tenga razón. Por eso estoy
convencido de que todos los senadores del PRM, que tienen la mayoría, estarán
de acuerdo con la eliminación del barrilito. La sociedad estará muy agradecida,
pues esos recursos se pueden utilizar para ayudar a todos los dominicanos que
tengan necesidades, en especial en medio de esta terrible pandemia, y no solo a
los seguidores de los miembros de la Cámara Alta. De esa manera, los senadores
se liberarían de esas obligaciones operativas y se concentrarían en aprobar
leyes y servir de contrapeso al Poder Ejecutivo. En resumen, si se elimina el
barrilito todo el mundo gana.
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