Un diputado dominicano quiere que se construya un muro en la
frontera. El objetivo es detener el flujo migratorio desde Haití hacia la
República Dominicana.
Me imagino que esa decisión la tomó en base a una evaluación
rigurosa del impacto que tiene la llegada de haitianos sobre el mercado laboral
y las finanzas públicas. Se puede demostrar fácilmente que la inmigración
haitiana reduce la remuneración promedio de la mano de obra más pobre dominicana.
Asimismo, se puede verificar que el aumento de los haitianos en el territorio
dominicano aumenta la demanda de servicios de educación y salud, deteriorando
el saldo de las finanzas públicas.
En lo que se equivoca el diputado es en el método para evitar
la llegada de haitianos. Pienso que un muro, por más alto que sea y por mejor
vigilado que esté, siempre será saltado mientras las condiciones de vida de dos
economías sean tan diferentes como las de República Dominicana y Haití. Cabe
recordar que el PIB per cápita dominicano es más de 7 veces el PIB per cápita
haitiano.
El mejor muro fronterizo es el que construye el Grupo M. La
planta de ensamblaje textil Codevi emplea en territorio haitiano, en
Ounamaninthe, a más de 7 mil haitianos de forma directa. Esa inversión ha
mejorado la competitividad del Grupo M asegurando 3,500 empleos en territorio
dominicano, al mismo tiempo que reduce el flujo migratorio haitiano.
Esa experiencia revela que el mejor muro fronterizo sería la
creación de mil empresas como Codevi, lo cual estimularía a los haitianos
quedarse en su país.
La solución planteada es que para que los haitianos no nos quiten nuestrs empleos aqui, es que nos los quiten alla.
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