España comenzó a aprovechar las bajas tasas de interés. Hace
unos días colocó su bono soberano a diez años a una tasa de interés de un
2.58%, el nivel más reducido desde la crisis de deuda pública que azotó varios
países de la eurozona. Cabe recordar que a mediados del año pasado la tasa de
interés de los bonos soberanos españoles era superior al 5%.
Al comparar con otros países desarrollados se observa una
mejoría significativa de los títulos españoles. Incluso esa tasa de rendimiento
está por debajo de la tasa de los Estados Unidos, la cual estuvo oscilando
alrededor de un 2.62%.
Ante esa coyuntura favorable, el gobierno español anunció
que emitirá 56,535 millones de bonos a 10 años para canjearlos por deuda de
corto plazo y con tasas de rendimiento hasta de un 4%. Ese canje de deuda
disminuirá el costo de financiamiento de España, mejorando el saldo de las
finanzas públicas.
Ese descenso
de las tasas de interés que paga el gobierno español se debe a la combinación
de dos elementos. El primero, la aplicación de buenas políticas macroeconómicas
en España, lo que ha permitido recuperar la confianza de los inversionistas en
esa economía. Y segundo, la puesta en marcha de una política monetaria más
flexible por parte del Banco Central
Europeo.
Ese entorno
financiero me permite pronosticar un mayor crecimiento del PIB y del empleo en
la Madre Patria.
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