lunes, 28 de julio de 2025

El gran reto

[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 28 de julio de 2025.]

La economía dominicana enfrenta una coyuntura difícil. La tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB), clave para la creación de empleo y de ingresos, apenas alcanza la mitad del ritmo potencial del 5%. Las actividades productivas crecen por inercia, pero a una velocidad cada vez menor. 

En el contexto actual, los motores que podrían acelerar el crecimiento económico se encuentran apagados. La política monetaria, ejecutada de forma zigzagueante desde marzo de 2020, ha perdido efectividad para reducir la tasa de interés y expandir la demanda de los agentes económicos. Por su parte, la política fiscal se ha orientado hacia una estructura de gastos y de ingresos que reduce el multiplicador fiscal, limitando así su aporte al crecimiento de las actividades productivas. A esto se añade que Estados Unidos ha pasado a ser una fuente de perturbaciones que reducen el crecimiento económico global y, en consecuencia, disminuyen la demanda externa de la República Dominicana. 

La política monetaria no convencional ha resultado ineficaz. Desde su adopción en marzo de 2020, esa política ha incrementado la volatilidad del tipo de cambio y de las tasas de interés, lo cual contrae la inversión privada, en particular la que tiene carácter irreversible, y propicia que cuantiosos recursos se orienten hacia actividades financieras de arbitraje. La cuarta inyección de liquidez bajo ese modelo, aprobada a mediados de junio pasado por 81 mil millones de pesos, tan solo logró disminuir la tasa de interés activa promedio ponderado en 22 puntos básicos durante ese mes. En julio dicha tasa volvió a subir hasta colocarse por encima del 15%. 

La rápida reversión de la trayectoria de la tasa de interés se explica por la extracción de liquidez, inducida por las intervenciones recurrentes del Banco Central en el mercado cambiario. En lo que va de mes, el organismo emisor ha vendido más de 200 millones de dólares de las reservas internacionales con el fin de contener la depreciación del peso respecto al dólar. Entre el 16 de junio (fecha en que se anunció la liberación de liquidez) y el 25 de julio, la tasa de cambio subió en 1.54 pesos, al pasar de 59.55 a 61.09 pesos por dólar, lo que equivale a una depreciación de un 2.59%. El resultado confirma, una vez más, que la política monetaria no convencional aplicada tras la pandemia ha estado provocando un aumento excesivo de la volatilidad. Para restablecer la efectividad del mecanismo de transmisión monetaria, es necesario que las autoridades retomen el esquema de metas de inflación basado en reglas claras y transparentes, que se aplicó, en general de forma consistente, entre enero de 2012 y febrero de 2020.

La política fiscal también ha perdido eficiencia. El gasto público se ha concentrado en partidas corrientes, cuyo multiplicador -efecto sobre las actividades productivas por cada peso erogado- es inferior al que tiene el gasto de capital. En este momento, el gasto corriente supera el ingreso corriente, situación que implica el endeudamiento gubernamental para financiar gastos con una tasa de retorno inferior a la tasa de interés de la deuda. Con el fin de evitar que esa dinámica provoque un aumento excesivo de la deuda como porcentaje del PIB, las autoridades han optado por reducir la inversión pública en más de dos puntos porcentuales del PIB. Esa medida ha limitado la contribución de la política fiscal al crecimiento económico. Mejorar el aporte fiscal requiere, entre otras medidas, eliminar o reducir el subsidio eléctrico y los subsidios no focalizados, como el de los combustibles, y, a la vez, destinar los recursos liberados a ejecutar proyectos de inversión pública con altas tasas de retorno. 

En materia tributaria queda mucho por hacer. El sistema impositivo vigente es distorsionador, injusto e incapaz de generar los ingresos que se corresponden con las tasas y las bases imponibles. Diversos estudios evidencian una elevada evasión de impuestos y estiman que una mayor eficiencia administrativa incrementaría las recaudaciones hasta 4 puntos porcentuales del PIB. Una mejora de la gestión administrativa permitiría reducir algunas tasas impositivas cuyo nivel actual distorsiona las decisiones de ahorro, inversión, trabajo y producción. 

La necesidad de optimizar la política económica adquiere una mayor importancia en un entorno internacional recesivo e incierto. La nueva política arancelaria de Estados Unidos tenderá a reducir las exportaciones nacionales de bienes y servicios. Es altamente probable que el arancel recíproco que se aplicará a las exportaciones dominicanas suba de un 10% a un 15%. En el transcurso del año, se observa un deterioro del aporte de las exportaciones de zonas francas y del turismo al crecimiento del PIB. En contraste, las remesas familiares procedentes del exterior continúan mostrando un elevado ritmo de crecimiento, sustentado por el entorno laboral favorable estadounidense, que es la fuente de más del 80% de las remesas.  

Las condiciones monetarias restrictivas de la Reserva Federal, junto con la proyección de un mayor déficit público en Estados Unidos, han mantenido altas las tasas de interés en los mercados internacionales. La sostenibilidad del saldo fiscal de la República Dominicana se debilita cuando suben las tasas de interés. Financiar un déficit público de un 3% del PIB y pagar el servicio de una deuda pública del 58% del PIB, con una tasa promedio internacional de un 7%, resulta más costoso para el bolsillo del contribuyente que hacerlo con una tasa de un 5%.

Fortalecer la sostenibilidad de la deuda pública y evitar el deterioro de la calificación crediticia requiere elevar el crecimiento del PIB hasta situarlo por encima o lo más cercano posible a la tasa de interés real. Cuanto menor sea el ritmo de crecimiento económico, mayor debería ser el saldo primario de las finanzas públicas para garantizar la capacidad de pago de la deuda, lo que a su vez conllevaría nuevos recortes en el gasto de capital o una subida de impuestos. Ese apriete fiscal repercutiría de forma negativa sobre la actividad productiva y empeoraría la situación económica de los hogares. 

Frente a ese escenario, el principal reto para las autoridades dominicanas consiste en mejorar las políticas monetaria y fiscal, de manera que sean compatibles con una expansión económica robusta y sostenible. 

jueves, 24 de julio de 2025

En defensa de la Reserva Federal

[Escrito el 23 de julio de 2025]

La Reserva Federal es el banco central más poderoso e importante del mundo. Su política monetaria influye y condiciona la de otros bancos centrales, en especial, la que pueden ejecutar otros países con economías pequeñas y abiertas como la dominicana. 

En la actualidad, la Reserva Federal se encuentra bajo asedio de la Casa Blanca, la que desea que modifique su tasa de interés hasta colocarla en el entorno del 1%. Un ataque que pudiese comprometer la autonomía, independencia y credibilidad del organismo emisor. Un resultado catastrófico. 

Ben Bernanke y Janet Yellen saltaron al ruedo en defensa de la Reserva Federal, a través de un interesante artículo publicado en The New York Times. Ambos dirigieron el banco central estadounidense. Bernanke, brillante profesor universitario, añade a su curriculum el premio Nobel de Economía y la Yellen, haber sido secretaria del Tesoro. 

En base a su experiencia y amplios conocimientos afirman que los intentos recientes de comprometer la independencia de la Reserva Federal, incluyendo las demandas del presidente Trump para “una reducción radical de las tasas de interés y sus amenazas de despedir a Powell pueden provocar un daño económico duradero y serio.”

Bernanke y Yellen reiteran algo conocido y sufrido por los dominicanos. “Cuando los bancos centrales son obligados a financiar los déficits gubernamentales -manteniendo tasas de interés excesivamente bajas- el resultado es inevitablemente una mayor inflación y daño económico.” 

Ambos expertos sostienen, de forma clara y contundente, que la politización del banco central, la pérdida de independencia y la merma de la credibilidad en la política monetaria se traduce en mayores tasas de interés de equilibrio. Ese resultado incrementa el costo del financiamiento tanto para el sector privado como al gobierno, reduce la llegada de capitales externos y eleva la probabilidad de que se registre el peor de los mundos: uno caracterizado el estancamiento económico y la inflación, el cual se denomina estanflación. Un estado que implica pobreza y destrucción de bienestar. 

lunes, 21 de julio de 2025

Hacia una política fiscal productiva

[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 21 de julio de 2025.]

Al contribuyente le interesa que cada peso que paga de impuestos sirva para mejorar su calidad de vida. En consecuencia, el gasto público debe estimular el crecimiento económico de forma sostenida. 

Luca Fornaro y Martin Wolf, profesores de Economía de la Universidad Pompeu Fabra (España) y de la Universidad de St. Gallen (Suiza), respectivamente, publicaron el pasado mes de abril un ensayo académico muy interesante sobre la conexión entre incremento de la productividad, la política fiscal y la deuda pública. 

Según los citados economistas, un elevado superávit fiscal primario (que se define como el saldo de las finanzas públicas, excluyendo el gasto por intereses de la deuda) se asocia con distorsiones fiscales -altos impuestos y baja inversión pública- que deprimen la inversión privada y reducen la productividad del capital y de la mano de obra, lo que presiona al alza la relación entre deuda pública y producto interno bruto (PIB). Para evitar ese estado de “estancamiento fiscal,” los autores recomiendan intervenciones de política que impulsen el crecimiento económico y refuercen la sostenibilidad de la deuda pública. 

El gasto en infraestructuras genera efectos económicos positivos en el largo plazo. Diversos estudios estiman que la inversión pública arroja un multiplicador de 1.6, ya que la inversión privada se correlaciona positivamente con la infraestructura e innovación, lo que incrementa la productividad y la tasa de retorno del capital. El multiplicador fiscal representa el cociente entre la variación del producto interno bruto (PIB) y el cambio en el gasto público o la política tributaria. 

La profesora de la Universidad de California en San Diego, Valerie Ramey, recopiló distintas estimaciones empíricas y concluyó que el multiplicador del gasto público en el mediano plazo varía entre 0.6 y 1.5, según el tipo de gasto. En particular, cuando la inversión es productiva y se implementa con eficiencia, el multiplicador fiscal tiende a ser más alto, sobre todo si se parte de un nivel de capital público inferior al socialmente óptimo. Por otro lado, se ha demostrado que, cuanto más distorsionador es el impuesto, ya sea por el tipo o el nivel de su tasa, más negativo resulta el impacto en la innovación y la productividad. En esos casos, el multiplicador se sitúa entre -2 y -3. 

En otro relevante estudio, Juan Antolín-Díaz y Juan Paolo Surico, profesores en la London Business School, evaluaron la importancia de los recursos destinados a la Investigación y Desarrollo (I+D) sobre el crecimiento económico. Los autores vincularon al gasto público militar importantes innovaciones como la generación de la energía nuclear, el internet y el GPS, entre otras. De sus conclusiones se desprende que un gasto público que promueva la I+D favorece la inversión del sector privado, la innovación, la productividad factorial total y el PIB.  

En la República Dominicana se percibe un estado de estancamiento fiscal. La inversión pública se ha reducido hasta situarse por debajo del 2.2% del PIB en 2025, muy lejos del 4.7% del PIB registrado como promedio anual en el período 1966-2020. Esa contracción de la inversión gubernamental responde al esfuerzo por contener el déficit público alrededor de un 3% del PIB y el superávit primario en un 0.7% del PIB. Sin embargo, una estrategia fiscal de “austeridad autodestructiva” limita el crecimiento del PIB, que a mayo acumuló una tasa interanual de apenas un 2.6%; es decir, poco más de la mitad del ritmo potencial del 5%. 

A su vez, el menor ritmo de expansión de los ingresos tributarios disminuye en segunda ronda la inversión pública y obliga a las autoridades, en su intento por mejorar el saldo primario, a incrementar las tasas impositivas a umbrales distorsionadores. Ese comportamiento fiscal genera un ciclo de ajustes secuenciales que reducen el ingreso per cápita. 

El nombramiento de Magín Díaz al frente del Ministerio de Hacienda representa una oportunidad para salir del estancamiento fiscal. La nueva gestión de Hacienda debe asegurar que los recursos públicos se orienten hacia actividades productivas que arrojen un multiplicador más elevado.  

La adopción de medidas, como aquellas que garanticen una tasa de retorno del gasto de capital superior a la tasa de interés de la deuda emitida para financiar proyectos de infraestructura, mejorará la sostenibilidad de las finanzas públicas. En ese contexto, resulta imprescindible priorizar el gasto, tanto el corriente como el de capital, mediante herramientas de análisis de costo-beneficio, evaluaciones de impacto y la aplicación de un presupuesto basado en resultados.

En la actualidad, existen numerosas partidas que hay que reducir o eliminar. El déficit financiero del sector eléctrico, que supera el 1.4% del PIB, y los subsidios no focalizados constituyen gastos corrientes ineficientes que deberían sustituirse por proyectos de inversión pública. El subsidio a los combustibles, que esta semana se situó en poco menos de 200 millones de pesos, aunque ha superado en ocasiones los mil millones de pesos en siete días, debe eliminarse porque beneficia principalmente a los hogares de mayores ingresos. Dicho subsidio es distorsionador, dado que reduce el impacto que debe tener el alza de los precios internacionales sobre la demanda local de combustibles, situación que se traduce en una demanda superior a la óptima, lo cual acentúa el déficit de las cuentas externas. Considerando que la inflación interanual a junio se encuentra por debajo del 4%, es posible suprimir el subsidio y seguir manteniendo la variación de los precios dentro del rango meta. 

En cuanto a los ingresos fiscales, es necesario diseñar y ejecutar medidas tributarias que no distorsionen las decisiones de los agentes económicos, que sean equitativas y capaces de generar con eficiencia los ingresos requeridos. Una Administración Tributaria eficaz debe enfocarse en contraer la evasión de impuestos por una suma equivalente a un 4% del PIB. Lograr ese objetivo permitiría recortar algunas tasas impositivas muy altas que, lejos de aumentar las recaudaciones, provocan su descenso. 

En conclusión, la política fiscal debe ser más productiva, crear oportunidades de empleo y fomentar el crecimiento económico indispensable para mejorar las condiciones de vida de todos, respetando al mismo tiempo la restricción presupuestaria y la sostenibilidad de la deuda pública. 

Jugando con candela monetaria

[Escrito el 18 de julio de 2025]

El presidente Trump quiere que la tasa de interés de referencia de la Reserva Federal se reduzca a un 1.75%. Esto significa una disminución de 275 puntos básicos con relación al límite superior del rango actual que va de 4.25% al 4.5%. El mercado prevé que hasta septiembre no habrá cambio alguno en dicha tasa y que luego, en el mejor de los casos, se llevarán a cabo dos recortes de 25 puntos básicos en lo que queda de año. 

Cabe recordar que la tasa de inflación a junio, medida por la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC), fue de un 2.7%. Esto implica que la tasa de interés de referencia que quiere alcanzar Trump equivale a una tasa de interés real de casi un -1%. 

Ese resultado es jugar con candela monetaria.  Las consecuencias sobre la tasa de inflación serían dramáticas, pues se crearían las condiciones para que los precios suban de manera acelerada empujados por los mayores costos arancelarios. Sería una desagradable sorpresa que alguno de los economistas sólidos que están al lado de Trump apoyen ese nivel de tasa de interés. 

Kevin Warsh, uno de los candidatos a ocupar la presidencia de la Reserva Federal, declaró recientemente que piensa que se mantendrá la independencia de esa institución, incluso en la administración de Trump. Según Warsh, que es considerado un halcón monetario, “la conducta independiente de la política monetaria es esencial.” Ojalá que pueda mantener esa posición si es nominado por Trump como presidente del banco central más importante del mundo.  

Trump quiere sacar a Powell, como sea

[Escrito el 17 de julio de 2025]

El presidente Donald Trump niega que esté considerando despedir a Jerome Powell de la Reserva Federal. Sin embargo, lo que se observa es un cambio de estrategia para alcanzar el mismo objetivo, que Powell abandone su cargo como presidente del banco central antes de mayo de 2026. 

El nuevo ataque de Trump se realiza a través de las críticas de su administración a los gastos incurridos en la remodelación de tres edificios de la Reserva Federal localizados en Washington, D.C. La nueva estrategia consiste en humillar y destruir la credibilidad de Powell como gerente, argumentando que ha despilfarrado recursos en dicho proceso de remodelación y que, por tanto, no debe continuar en la dirección de esa poderosa institución monetaria. 

El presupuesto original del proyecto que comenzó hace unos años ascendía a 1.9 miles de millones de dólares. En la actualidad la suma comprometida en las obras asciende a 2.5 miles de millones de dólares, equivalente a un 32% por encima de lo presupuestado. El incremento de costos de la construcción se explica por diversos motivos: cambios en el diseño original; aumento en el precio del acero, cemento y otros materiales más allá de lo previsto; remoción de una mayor cantidad de amianto de lo estimado; retiro no proyectado de contaminantes del suelo; y la solución de problemas relacionados con una capa de agua más alta de lo esperado. 

El cambio de estrategia de Trump se explica porque bajo la ley actual no puede despedir a Powell. Pero si logra que este renuncie, nombraría a un sustituto que esté dispuesto a reducir lo antes posible la tasa de interés de referencia entre 250 y 300 puntos básicos con el fin de reducir el costo del servicio de la deuda pública y estimular el ritmo de crecimiento económico. 

El mercado financiero le otorga un significativo valor a la independencia de la Reserva Federal. El escalamiento de la lucha de Trump contra la presencia de Powell pudiera debilitar la credibilidad de esa institución, evento que sería muy perjudicial para la economía global. 

miércoles, 16 de julio de 2025

Hacia una política fiscal productiva (Resumen)

[Escrito el 16 de julio de 2025. Día del gran Sasito.]

Al contribuyente le interesa, o al menos debería interesarle, que cada peso que pague de impuestos sea utilizado de una manera que estimule el crecimiento económico y cree oportunidades para mejorar sostenidamente las condiciones de vida de la población. 

Luca Fornaro y Martin Wolf, profesores de Economía de la Universidad Pompeu Fabra y de la Universidad de St. Gallen, respectivamente, publicaron recientemente un ensayo muy interesante sobre la conexión entre el crecimiento de la productividad, la política fiscal y la deuda pública. 

Según dichos autores, un elevado superávit fiscal primario se asocia con distorsiones fiscales -como son altos impuestos y baja inversión pública- que deprimen la inversión privada y reducen la productividad, lo que presiona al alza la razón deuda a producto interno bruto (PIB). Por eso recomiendan la adopción de intervenciones de política fiscal que sean favorables al crecimiento económico y mejoren la sostenibilidad de la deuda pública. 

En la República Dominicana se percibe ese estado de estancamiento fiscal. La inversión pública se ha reducido significativamente hasta situarse en el entorno del 2.2% del PIB. Esa contracción de la inversión gubernamental se ha llevado a cabo para mantener el déficit público alrededor de un 3% del PIB y el superávit primario en un 0.7% del producto. Ese comportamiento fiscal de “austeridad autodestructiva” limita el crecimiento del PIB, que acumulado a mayo apenas llegó a una tasa anual de un 2.6%; es decir, a la mitad del ritmo potencial.  

El nombramiento de Magín Díaz en el ministerio de Hacienda crea la oportunidad para que los recursos públicos se orienten, de una manera consistente temporalmente, hacia actividades productivas con un multiplicador más elevado y así el gasto público pueda mejorar su impacto positivo sobre el crecimiento del PIB y el bienestar de la sociedad dominicana. 

La inflación estadounidense se calienta

[Escrito el 15 de julio de 2025] 

Los aranceles de Trump empujaron hacia arriba la variación de los precios. A junio, la inflación interanual subió a un 2.7%, 0.4 puntos porcentuales por encima de la registrada al mes anterior. Se observa que esa variable sigue alejándose de la meta del 2% de la Reserva Federal. 

La inflación subyacente, la que excluye los precios de los alimentos y de los combustibles, también subió y se situó en junio en un 2.9%. 

A pesar de esos movimientos al alza, el presidente Trump escribió en la red social Truth que la tasa de interés de política monetaria debe ser reducida “ahora.” Ese tipo de actitud permite pensar que los ataques a Jerome Powell, la cabeza del banco central, se intensificarán en las próximas semanas, lo que elevará la volatilidad de las variables macroeconómicas. 

Ante ese pronóstico, algunas voces de mucho peso en el mercado financiero han defendido a la Reserva Federal. Jamie Dimon, presidente de JPMorgan, advirtió que la independencia de esa institución es “crítica” para la economía. 

Actualmente, el mercado da como un evento casi cierto que en la reunión de la Reserva Federal a celebrarse el 30 de julio, la tasa de interés de referencia se quede dentro del rango que va del 4.25% al 4.5%. Así que será en la reunión de septiembre cuando se lleve a cabo un ajuste a la baja de 25 puntos básicos. Mientras tanto, la tasa de rendimiento de los bonos a 30 años volvió a superar la barrera del 5%, lo que implica que se prevé que las tasas de interés de diversos instrumentos financieros se mantengan altas por más tiempo. 

Para la República Dominicana la subida de las tasas de interés en Estados Unidos es una mala noticia, pues limita el margen de maniobra del Banco Central e incrementa el costo del financiamiento del déficit público.  

Las epístolas de Trump

[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 14 de julio de 2025.]

La economía estadounidense es extraordinaria. Pese al elevado grado de incertidumbre generado por la errática política arancelaria de Trump y sus duras críticas a la Reserva Federal, la tasa de desocupación en junio es de un 4.1%, la inflación interanual se sitúa en un 2.4% y se proyecta que el producto interno bruto (PIB), en lugar de caer en recesión, crezca un 1.4% en 2025. Asimismo, el índice S&P 500, que se desplomó justo después del anuncio de los aranceles recíprocos el 2 de abril, ha subido un 10.4% desde el llamado “Día de la Liberación”. 

Las expectativas de alcanzar acuerdos comerciales con gravámenes reducidos, así como el respeto a la independencia de la Reserva Federal, constituyen la principal causa del buen desempeño de la economía de Estados Unidos. No obstante, dichas expectativas podrían cambiar en perjuicio de la estabilidad económica si se debilita la institucionalidad del banco central y se acentúa el traslado de los costos de bienes importados a los precios finales, con la consiguiente influencia negativa en las decisiones de consumo e inversión de los agentes económicos. 

La semana pasada se publicaron varias noticias que afectarán profundamente las expectativas económicas. Por un lado, Trump notificó por carta a un grupo de países el nuevo arancel recíproco que le impondrá a partir del primer día de agosto. Hasta el momento se han enviado más de 22 misivas, entre las que destacan las destinadas a Japón, Corea del Sur, Brasil y Canadá. Por otro lado, las críticas contra Jerome Powell se han intensificado hasta el punto de que se prevé una acusación relacionada con una supuesta mala gestión de fondos públicos en la remodelación de las oficinas principales del banco central. 

A Japón se le comunicó la imposición de un arancel generalizado del 25%. Trump sostiene que, en caso de que el país asiático responda con un impuesto a las importaciones provenientes de Estados Unidos, a la tasa que Japón establezca se le sumarán 25 puntos adicionales. Asimismo, si recurre a la práctica de direccionar el flujo comercial hacia un país con un arancel más bajo para reexportar desde allí hacia el territorio estadounidense, se aplicará también a esos productos la tarifa del 25%. 

Corea del Sur enfrentará un gravamen de un 25%. Ante esa noticia, las autoridades coreanas anunciaron la intención de acelerar las negociaciones con los representantes estadounidenses, con el fin de acordar una tasa inferior antes del primero de agosto. 

El contenido de la carta enviada a Brasil fue mucho más duro. En primer lugar, la epístola comienza con la acusación al gobierno brasileño de que está llevando a cabo una “caza de brujas” contra el expresidente Jair Bolsonaro, a quien Trump considera un buen amigo. En segundo lugar, se impone a Brasil un arancel recíproco de un 50%, con el falso argumento de que Estados Unidos mantiene un déficit comercial con el país latinoamericano. Dicha tasa arancelaria contrasta con la del 10% anunciada el pasado 2 de abril, que es el nivel base aplicado a los países con los cuales Estados Unidos tiene un superávit. 

El presidente Lula da Silva declaró que no aceptará presiones externas y que tomará represalias contra Estados Unidos. Esa reacción afectaría negativamente a los brasileños por dos vías. Por un lado, si se imponen aranceles a las importaciones de origen estadounidense, se incrementarían los precios de los productos importados y nacionales, lo que disminuiría el bienestar de los consumidores. Por otro lado, la carta de Trump advierte que, en el caso de que el gobierno brasileño aprobase un aumento de los aranceles, Estados Unidos aplicaría 50 puntos por encima a la tasa impuesta por Brasil. Esa escalada arancelaria encarecería aún más los productos brasileños, que serían desplazados por otros bienes provenientes de países cuyas exportaciones estén gravadas con tributos más bajos.  

El jueves pasado, el presidente Trump anunció que establecería un arancel del 35% sobre las importaciones procedentes de Canadá que no cumplan con el acuerdo de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). En respuesta a ese comunicado, el primer ministro de Canadá, Mark Carney, afirmó que su país tratará de llegar a un acuerdo con la Casa Blanca lo antes posible.  

Por otra parte, a la Unión Europea y a México se les aplicará un arancel de un 30%, según publicó Trump el sábado en la red social Truth.  De los europeos espera que no adopten ninguna represalia y que abran completamente su mercado a los productos estadounidenses. Mientras, a sus socios mexicanos les exige que intensifiquen su lucha contra el narcotráfico. 

Es muy probable que a muchos de los países que aún no han recibido carta alguna se les imponga un arancel de entre un 15% y un 20%. La República Dominicana se encontraría dentro de ese grupo, lo que implicaría un aumento adicional de, al menos, cinco puntos porcentuales respecto a la tasa del 10% anunciada el 2 de abril. En función de los argumentos empleados por Trump para establecer los aranceles recíprocos, no se justifica que se graven las exportaciones dominicanas, ya que el país tiene un déficit comercial anual respecto a Estados Unidos superior a los 5 mil millones de dólares.  

Frente a esa nueva tormenta arancelaria, resulta lógico que la Reserva Federal refuerce su postura de “esperar y ver” el impacto sobre la tasa de inflación. Las actas de la reunión de política monetaria de junio y las expectativas del mercado sugieren que, como mínimo hasta septiembre, no habrá una reducción de la tasa de interés de referencia. Esa previsión se aleja de la exigencia de la Casa Blanca, que presentó hace unos días un listado con tasas de interés de los principales bancos centrales mucho menores que la vigente en Estados Unidos. En ese documento, Trump escribió que la tasa de referencia debería bajar a un 1.75%, cifra que implica una reducción de 250 puntos básicos con relación al límite inferior del rango actual. Dado que ese ajuste no ocurrirá, es muy probable que se intensifiquen los ataques contra Powell, lo que elevará la volatilidad económica en las próximas semanas. 

Coordinación óptima

[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 7 de julio de 2025.]

Organizaciones internacionales han indicado que la incertidumbre generada por la política económica estadounidense ejerce una presión a la baja en el crecimiento económico global. El Gobierno dominicano, en su Panorama Macroeconómico más reciente, pronostica que el producto interno bruto (PIB) se expandirá alrededor del 3.5% en 2025, muy por debajo del crecimiento potencial del 5%. Para alcanzar esa proyección se necesitaría una coordinación óptima entre las políticas monetaria y fiscal, que se traduzca en, al menos, un crecimiento promedio de un 4.1% entre junio y diciembre de este año.   

En junio pasado, el Banco Central volvió a implementar medidas monetarias expansivas no convencionales, mediante un paquete orientado a incrementar la liquidez en 81 mil millones de pesos para la concesión de préstamos a tasas de interés subsidiadas no mayores al 9% anual con un vencimiento de dos años. El objetivo de esa decisión es reducir la tasa de interés de mercado con el fin de estimular la inversión y el consumo y, con ello, acelerar el ritmo de crecimiento económico. 

Entre enero y mayo de 2025, la tasa de interés activa promedio ponderado, a la que prestan los bancos al sector privado, fue de un 15.11%, nivel que se mantuvo hasta que se anunció el 16 de junio la nueva inyección de liquidez. En los primeros días de julio, el promedio de la tasa de interés activa bajó hasta el 13.70%, lo cual evidencia que se han estado otorgando préstamos a la tasa de interés subsidiada por el Banco Central. 

La experiencia de las tres inyecciones de liquidez anteriores (marzo 2020, mayo 2023 y noviembre de 2024) permite pronosticar que el ajuste a la baja de la tasa de interés activa será transitorio. La expansión de liquidez aprobada en mayo de 2023 redujo en 348 puntos básicos la tasa, que pasó de 15.89% en mayo a 12.41% en junio de ese año. No obstante, en agosto había repuntado hasta un 14.31% y en febrero de 2024 alcanzó un 15.18%. En noviembre de 2024, cuando se aprobó un nuevo incremento de la oferta monetaria, la tasa de interés activa superaba el 16% y, tras reducirse al 15.05% en diciembre, se situó en 15.84% durante los primeros cinco días de junio. Esa trayectoria confirma que el recorte de la tasa de interés logrado por la política monetaria actual tiene una duración muy breve.

Las operaciones de arbitraje limitan la efectividad del mecanismo de transmisión monetaria. Durante la primera semana de junio, los títulos del Banco Central con vencimiento a 2027 se cotizaban con una extraordinaria tasa de rendimiento de un 13.25%, muy superior a la la tasa de interés pasiva promedio ponderado durante ese período. Los agentes económicos más avispados aprovecharon esa situación para tomar un préstamo al 15% y comprar esos títulos del Banco Central. Más tarde, cuando se aprobó la inyección de liquidez a mediados de junio, consiguieron un préstamo al 9% y saldaron la deuda que habían firmado al 15%. Esa operación de arbitraje -tomar un préstamo barato e invertir en un activo financiero con mayor rendimiento- permite obtener un beneficio anual de 4 puntos porcentuales. 

El Ministerio de Hacienda también se benefició de la postura monetaria expansiva. El primero de julio dicha institución subastó títulos de deuda con vencimiento a 13 años por la suma de 20 mil millones de pesos, a una tasa de rendimiento de un 9.99%, equivalente a un 11.1% antes de impuestos. Si se compara con la tasa de rendimiento de un 13.25%, a la que se cotizaban días antes los títulos del Banco Central a dos años, se observa que Hacienda se ahorró un costo financiero significativo, pues se endeudó a una tasa inferior. 

La deuda de Hacienda fue adquirida por grandes agentes económicos con vocación de arbitraje. Según informaciones de la pantalla Bloomberg, 61 clientes adquirieron los títulos subastados por la suma de 20 mil millones de pesos para un promedio de 328 millones de pesos. Hay que destacar que esos grandes inversionistas pudieron realizar una operación de arbitraje al obtener financiamiento al 9% originado por la liquidez liberada por el Banco Central y colocar ese dinero en títulos de Hacienda a una tasa de rendimiento del 11.1% antes de impuestos. 

Las operaciones de arbitraje y la emisión de títulos por parte de Hacienda reducen el efecto positivo que se busca con la política monetaria expansiva. Arbitraje significa ganar dinero por nada; su impacto, en el mejor de los casos, resulta limitado en términos de creación de inversión o consumo. Asimismo, la reciente emisión de Hacienda por un monto de 20 mil millones de pesos se destinará en gran medida a financiar gastos corrientes, cuyo multiplicador sobre la economía es inferior al de la inversión, tanto pública como privada. El resultado provocado por el arbitraje y el financiamiento del déficit público con liquidez liberada por el Banco Central es el debilitamiento del mecanismo de transmisión de la política monetaria hacia el PIB.

En cuanto a la coordinación entre ambas instituciones, cabe formular algunas preguntas: ¿el Banco Central aumentó la oferta de dinero porque sabía que Hacienda necesitaba recursos para financiar el déficit público y que iba a salir al mercado a colocar nueva deuda, lo que habría elevado todavía más las tasas de interés? O, por el contrario, ¿Hacienda aprovechó la información de que se realizaría una inyección de liquidez para colocar deuda justo después a una tasa de interés inferior y ahorrarse una cantidad significativa de recursos durante los próximos años? 

Se desconocen las respuestas, pero es posible afirmar que la coordinación entre el organismo emisor y el Ministerio de Hacienda resultó subóptima. En los próximos meses, la tasa de interés de mercado se colocará en un nivel superior al que se habría registrado si Hacienda no hubiese emitido en el mercado local esa nueva deuda pública a inicios de julio. Una tasa de interés más elevada a la requerida contrae el ritmo de crecimiento económico y reduce el nivel de bienestar de la sociedad y, en consecuencia, limita el impacto positivo que se pretendía conseguir con la inyección de liquidez. 

Un amigo en la Reserva Federal

[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 30 de junio de 2025.]

Arthur F. Burns, profesor de Economía de la Universidad de Columbia, asumió la presidencia de la Reserva Federal en febrero de 1970. Para ese entonces, Richard Nixon ocupaba la Casa Blanca, la economía estaba en recesión y la tasa de desempleo subió de forma acelerada del 3.5% en diciembre de 1969 a un 6.1% en diciembre de 1970. En paralelo a una política fiscal expansiva, Burns implementó una política monetaria zigzagueante, cuyo movimiento expansivo reactivó la economía y redujo la desocupación a un 5.3% justo antes de las elecciones presidenciales de noviembre de 1972, lo cual contribuyó a la reelección de Nixon. 

La estrategia monetaria de Burns resultó costosa. El 15 de agosto de 1971, Estados Unidos decidió de forma unilateral suspender la convertibilidad del dólar en oro, una medida que eliminó las restricciones monetarias establecidas por un tipo de cambio fijo, incrementó la volatilidad cambiaria y generó incertidumbre macroeconómica a nivel global. A pesar de los controles de precios aplicados entre agosto de 1971 y febrero de 1974, la tasa de inflación se multiplicó por más de tres durante ese período, impulsada por el choque de oferta negativo derivado del alza de los precios internacionales del petróleo a finales de 1973. Para enfrentar el proceso inflacionario, la Reserva Federal incrementó la tasa de interés de referencia del 5.1% en noviembre de 1972 al 10.8% en septiembre de 1973. 

La economía volvió a caer en recesión en diciembre de 1973, y la tasa de desocupación subió hasta alcanzar el 9% en mayo de 1975. Durante esos años, el zigzagueo de Burns se intensificó: con el fin de estimular el crecimiento económico bajó la tasa de interés de referencia hasta el 9% en febrero de 1974, pero a partir de ese nivel comenzó a subirla hasta llevarla al 12.9% en julio de 1974. La inflación interanual alcanzó el 11% y el término “estanflación” se convirtió en una palabra habitual. 

En medio de esa crisis económica y del escándalo Watergate, Nixon renunció a la presidencia el 9 de agosto de 1974. Burns permaneció en su cargo hasta el 31 de enero de 1978 y concluyó su mandato al frente de la Reserva con una marcada volatilidad monetaria, reflejada en el salto de la tasa de crecimiento interanual de la oferta de dinero, que pasó del 5.4% en enero de 1975 al 13.8% en febrero de 1976. 

En la actualidad, Donald Trump protagoniza un enfrentamiento con el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. En un primer momento, anunció que lo destituiría, posteriormente se retractó y declaró que lo mantendría en su cargo hasta el final de su mandato en mayo de 2026. 

El responsable de la política monetaria de Estados Unidos continúa su estrategia de “esperar y ver” nuevos datos económicos antes de reducir la tasa de interés de referencia. La Reserva Federal está enfocada en prevenir que el aumento de precios provocado por la política arancelaria de Trump se traduzca en un problema de inflación persistente. Mientras tanto, la paciencia del mandatario se agota. La semana pasada calificó de “imbécil” a Powell e insistió que debía recortar la tasa de interés de inmediato y subirla más adelante si la inflación se incrementa. Esa postura equivale a promover una política monetaria inconsistente y zigzagueante, al estilo de Burns. 

El presidente Trump insinuó que podría anunciar en cualquier momento al sustituto de Jerome Powell. Ante esa declaración, la reacción del dólar fue a la baja, lo que llevó a la Casa Blanca a matizar que la decisión de nominar al próximo jefe de la Reserva Federal no era inmediata, aunque “el presidente tiene el derecho a cambiar de idea.” 

El mercado interpreta que adelantar once meses la nominación podría debilitar el mandato de Powell. Tener un “gobernador en la sombra” que sea partidario de reducir la tasa de interés de referencia, tal como Trump desea que ocurra en breve para reducir el costo del financiamiento del déficit público y estimular la economía, seguiría debilitando la posición del dólar respecto a otras monedas. 

Entre los candidatos a suceder a Powell se encuentra Kevin Warsh, exgobernador de la Reserva Federal y director del Consejo Económico Nacional. Warsh es considerado un “halcón monetario,” que prioriza la estabilidad de precios por encima del pleno empleo. Randal Quarles, exvicepresidente de supervisión de la Reserva Federal, es otro nombre que inspira confianza a Trump.  

El secretario del Tesoro, Scott Bessent, fiel aliado de Trump y dispuesto a seguir sus directrices, también figura en la lista de candidatos. Aunque no posee experiencia en política monetaria, cuenta a su favor con una trayectoria exitosa en el sector financiero, en particular, como administrador de fondos de cobertura. 

Christopher Waller, actual gobernador de la Reserva Federal, ha ganado terreno por haber sido el primer funcionario del banco central estadounidense en decir lo que quiere oír el presidente Trump. Específicamente, afirmó que la tasa de interés se puede reducir en la próxima reunión de julio, ya que el efecto de los aranceles sobre los precios no será significativo. Michelle Bowman, miembro de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal, también declaró hace unos días que las condiciones económicas actuales permitirían reducir la tasa de interés de referencia. El expresidente del Banco Mundial, David Malpass, quien comparte la opinión de los dos candidatos anteriores sobre la tasa de interés, podría ser el seleccionado. 

La evidencia histórica ha demostrado que lo mejor para Estados Unidos y, por extensión, para el resto del mundo es que la dirección de su banco central la lidere un equipo que priorice el objetivo de mantener la estabilidad macroeconómica, a través de la adopción de medidas monetarias consistentes a lo largo del tiempo. Nombrar funcionarios dispuestos a ejecutar una política monetaria distinta, con el objetivo de ganarse el beneplácito de la Casa Blanca, sería el primer paso hacia la deriva. A pesar de ello, Trump quiere, al igual que tuvo Richard Nixon, un “amigo” en la Reserva Federal que le ayude a estimular el ritmo de crecimiento económico y a mantener la tasa de desocupación alrededor del pleno empleo.