miércoles, 18 de junio de 2025

¿Caerán las columnas de Hércules?

[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 16 de junio de 2025.]

El dólar español, también conocido como el real de a ocho, fue la moneda más utilizada e importante del mundo durante el siglo XVI. La moneda del imperio “donde no se ponía el sol” tenía acuñado en su reverso el escudo de la corona española, con las columnas de Hércules a los lados rodeadas por una cinta con la inscripción “Plus Ultra.” De ahí surge el símbolo del dólar más conocido en la actualidad, el estadounidense. 

Desde la Segunda Guerra Mundial, el dólar ha sido la moneda dominante. La magnitud de la economía de Estados Unidos, la disponibilidad de oro en las bóvedas de la Reserva Federal, la extraordinaria profundidad y liquidez de su mercado financiero y el desplome del imperio británico facilitaron que el dólar se convirtiese en la divisa de preferencia. En la actualidad, la mayor parte de las reservas internacionales de los bancos centrales se denomina en dólares, y es la moneda más utilizada en las transacciones financieras y comerciales en todo el mundo. 

A pesar de su preeminencia, que brinda inmensos beneficios a Estados Unidos, el dólar muestra signos de debilitamiento. En agosto de 1971, Richard Nixon puso fin al sistema de Bretton Woods, cuando suspendió la convertibilidad del dólar en oro a una tasa de cambio fija, lo cual generó incertidumbre y mayor volatilidad cambiaria. Desde entonces, el valor del dólar depende del nivel de confianza en la economía estadounidense. Por ese motivo, las perturbaciones derivadas de la política arancelaria y fiscal de Donald Trump, junto con el vertiginoso incremento de los riesgos geopolíticos, han provocado en lo que va de año una significativa caída del valor del dólar frente a otras divisas. 

Entre el primero de enero y el 12 de junio de 2025, el Índice del dólar (DXY), que refleja su valor frente a una canasta de monedas, bajó de 108.49 a 97.92, lo que equivale a una depreciación de un 9.7%. Ese índice incluye el euro, el yen, la libra esterlina, el dólar canadiense, la corona sueca y el franco suizo.

En particular, el valor del dólar ha retrocedido, respecto al euro, un 15.2%, al subir la tasa de cambio de 1.0359 dólares a 1.1579 dólares por euro. Con relación a la libra esterlina, el dólar se depreció un 8.6% y, respecto al yen, perdió un 8.8%.

En cuanto al peso dominicano, la tasa de cambio pasó de 61.32 pesos por dólar el 31 de diciembre de 2024 a 59.35 pesos el 11 de junio de este año; esto es, registró una apreciación de un 3.2%. Dicho comportamiento contrasta con lo ocurrido durante el primer trimestre del año, cuando, debido a la expansión de la liquidez nacional, el peso se depreció un 3.4%, y la tasa de cambio se colocó en 63.43 pesos por dólar al 31 de marzo pasado. 

A diferencia de lo que ha estado sucediendo con el dólar, el precio del oro, que es el segundo activo más utilizado como reserva internacional, ha subido un 27.7% en lo que va de año. Los bancos centrales de la India, China y Turquía, entre otros, han aumentado la compra de oro a un ritmo récord para fortalecer el respaldo de su moneda y alejarse del dólar ante el aumento de su prima de riesgo relacionada con la capacidad de Estados Unidos de congelar activos financieros denominados en dólares, como lo hizo con Rusia después de la invasión a Ucrania.

La caída del dólar pudo haber sido mucho peor. Si Trump hubiese destituido al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, para nombrar a una persona partidaria de reducir la tasa de interés de referencia, la depreciación hubiese sido más acentuada. 

Hasta ahora, la fortaleza institucional que garantiza la independencia del banco central estadounidense ha prevalecido. No obstante, la negativa de Powell a acatar la solicitud de la Casa Blanca de recortar la tasa de interés de referencia en 100 puntos básicos, que implicaría una inyección de liquidez, llevó al presidente de los Estados Unidos a declarar hace unos días que “quizás tenga que forzar algo.” 

La creciente presión de Trump se produce justo antes de la próxima reunión de política monetaria, programada para los días 17 y 18 de junio. Sin embargo, el mercado sigue anticipando con alta probabilidad que la tasa de interés se mantendrá en el rango del 4.25% al 4.5%. Lo que sí puede provocar el ataque presidencial contra la Reserva Federal es que se mantenga el divorcio entre la tasa de rendimiento de las Notas del Tesoro y el ritmo de depreciación del dólar. Desde el anuncio de los aranceles recíprocos, a inicios de abril, se observa que, aun cuando se ha registrado un incremento del retorno de los instrumentos financieros estadounidenses, el dólar ha continuado perdiendo valor.  

La historia enseña que, tal como sucedió con el dólar español o la libra esterlina, las potencias emergentes aspiran a que sus monedas se conviertan en las divisas dominantes. China, que ha alcanzado una extraordinaria posición en el ámbito económico y militar, ha reducido su dependencia del dólar, pero no ha logrado que su moneda, el renminbi, genere la confianza necesaria para reemplazar al dólar en los próximos años. Por su parte, el euro funciona como un excelente complemento del dólar para diversificar riesgos financieros, pero no se percibe como su sustituto. Si el yen japonés no logró ser la moneda hegemónica durante su esplendor alcanzado en los años ochenta, menos lo hará en la coyuntura actual. En cuanto al bitcoin, muy utilizado para transacciones ilegales, es un activo financiero altamente volátil que no cumple con las funciones básicas del dinero y cuyo valor fundamental se encuentra cercano a cero, aun cuando el precio de mercado sea superior a los cien mil dólares. 

En definitiva, se puede afirmar que el dólar estadounidense se mantendrá como la moneda dominante en un mundo globalizado. En ese contexto, las actuales columnas de Hércules seguirán firmes. En los próximos años, Trump tendrá la oportunidad de fortalecer o debilitar el dólar, pero es poco probable que lo destruya.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario