[Escrito el 15 de julio de 2022]
Los agentes económicos estadounidense mantienen su consumo a pesar de
que la inflación devora sus bolsillos. A junio la tasa de inflación interanual
se colocó en 9.1%, el nivel más elevado desde noviembre de 1981, lo cual
implica una pérdida del poder adquisitivo, principalmente de las personas con
menores ingresos. No obstante, los datos revelan que las ventas al por menor se
incrementaron en junio en 1% con relación al mes anterior.
Las personas están utilizando sus ahorros para suavizar su consumo a lo
largo del tiempo. Ese tipo de comportamiento ha sido muy estudiado a partir de
los escritos del premio Nobel de Economía Franco Modigliani. Los expertos
señalan que las personas prefieren tener a lo largo de su vida una trayectoria
de consumo relativamente estable. Por eso, tal como quedó escrito en la Biblia,
en los tiempos de vacas gordas las personas ahorran recursos, para luego
utilizarlos durante el tiempo de vacas flacas.
En el presente caso los recursos provenientes del gobierno durante el
tiempo de la pandemia del covid-19 fueron ahorrados en gran parte. Ahora, en
medio de la actual crisis inflacionaria, que significa menor poder de compra,
los agentes económicos utilizan esos ahorros para mantener un nivel de consumo
similar al que tenían antes de la crisis. Esto es favorable para las empresas,
pues el descenso de sus ventas en términos de cantidades sería mucho mayor si
las personas no tuviesen esos ahorros disponibles para el consumo.
Esto no significa que los consumidores estén contentos con la situación
económica actual. Todo lo contrario, el índice de confianza del consumidor
calculado por la Universidad de Michigan cayó en junio a 50, su nivel más bajo
desde mayo de 1980, cuando se colocó en 51.7. Esto sugiere que, a menos que la
inflación comience a retroceder, en los próximos meses se podría registrar una
disminución del ritmo de variación o nivel del consumo, lo cual repercutiría
negativamente sobre el crecimiento del PIB de este año.
La pieza clave del desempeño económico es el mercado laboral. Hasta
ahora se ha mantenido caliente ese mercado, creándose cada mes centenares de
miles de nuevos empleos no agrícolas. Ese resultado se traduce en una tasa de
desocupación de 3.6%, nivel considerado cercano al pleno empleo. Esto lleva a
muchos expertos a señalar que, si se registra una recesión económica en 2022
-definida técnicamente como la caída del PIB en dos trimestres consecutivos-,
sería la primera vez que ocurre con un mercado laboral con una tasa de
desocupación tan baja.
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