jueves, 4 de febrero de 2016

Sobre el crecimiento de China

[Escrito el 26 de enero de 2016]

Muchos analistas internacionales piensan que la desaceleración del crecimiento de China es una causa suficiente para explicar la crisis bursátil que ha estado afectando a los países desarrollados. Se piensa que el descenso del precio del petróleo es un reflejo de que la economía global va mal y, por lo tanto, se desprenden de las acciones. Pienso que eso es un error.

El precio de las acciones -en el largo plazo- depende de fundamentos de cada empresa que hay que analizar de manera particular.

Con relación a China cabe destacar que es una economía mucho más grande de lo que era hace diez años. En consecuencia, un crecimiento actual de un 7% genera un aumento de la demanda agregada internacional, en términos absolutos, mayor al que producía un crecimiento de un 12% en el año 2006.

Si ese gigante asiático realiza reformas internas que aseguren su estabilidad financiera e incrementen su nivel de consumo agregado, seguiría aportando sostenidamente al crecimiento mundial. En ese contexto, China seguirá siendo un gran comprador de bienes finales de Estados Unidos y Alemania, de partes de manufactura de Japón y de materias primas de Chile y de Brasil.


Debe tomarse en consideración que la desaceleración de China se explica principalmente por la reducción de la fuerza de trabajo disponible y por el aumento de los costos de producción. En los últimos diez años, los costos laborales de China se han incrementado en un 100%. Esto ha provocado que países como Bangladesh y Vietnam hayan sustituido algunos productos exportados previamente por China. Esto implica que el reto de la segunda economía mundial es que fundamente su crecimiento futuro en la innovación y en una mayor productividad. 

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