domingo, 25 de mayo de 2014

El costo de la corrupción

Existe amplia evidencia que demuestra que la corrupción provoca un costo para la sociedad. La corrupción reduce la eficiencia del gasto público, disminuye la inversión –local y extranjera-, contrae el empleo y reduce el ritmo del crecimiento económico.  Los datos revelan que los países más corruptos son los menos desarrollados.

 De acuerdo al Índice de Competitividad,  la República Dominicana está en la posición 142 de 148 países en desviación de fondos públicos y 144 de 148 en favoritismo en las decisiones de los funcionarios públicos. Lamentablemente, la justicia no ha logrado sancionar a los funcionarios que la prensa y la opinión pública señalan como autores intelectuales y materiales de esos casos de corrupción.

Algo diferente sucede en los Estados Unidos. En ese territorio sancionan severamente a todo aquel que comete actos de corrupción o lavado de activos, no importa si es americano o no.

La reciente condena al expresidente de Guatemala Alfonso Portillo es una muestra de ello. Un juez federal del distrito sur de Nueva York lo sentenció a cinco años y 10 meses de cárcel por haber utilizado cuentas privadas en bancos norteamericanos, en Miami y Nueva York,  para recibir fondos que debieron ser depositados en las cuentas del gobierno de Guatemala.

Esa condena demuestra que, por lo menos en los Estados Unidos, la corrupción también genera un costo a los corruptos.

¡Bien por la justicia norteamericana! 

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