lunes, 5 de diciembre de 2011

Finanzas públicas peligrosas


El gobierno de Leonel Fernández ejecuta una política de gasto público insostenible porque atenta contra la estabilidad macroeconómica. El excesivo gasto gubernamental produjo en los últimos cuatro años un déficit acumulado del Gobierno Central de casi 217 mil millones de pesos. Una cifra nunca antes registrada en la historia nacional.

La presente administración ha aplicado cinco reformas tributarias que han permitido cuadruplicar los ingresos públicos. De hecho, sólo en el año 2011 el gobierno manejará más recursos que los administrados por el gobierno completo durante el período 2000-2004. La disponibilidad de tantos recursos y la existencia de déficits elevadísimos es un reflejo del desorden fiscal que tiene el gobierno de Fernández. Es como un jefe de familia que gana mucho, pero gasta mucho más.

La contraparte de la evolución de ese enorme desequilibrio en las finanzas públicas es el crecimiento de la deuda pública. Las obligaciones del gobierno pasaron de 9,700 millones de dólares en 2004 a 23,000 millones de dólares hacia finales de 2011. El estrepitoso aumento de la deuda pública ha estado generando un servicio de la deuda que devora gran parte de los ingresos corrientes del gobierno. En este año 2011 se espera que el servicio de la deuda pública represente un 40% del total de ingresos públicos corrientes. Nunca antes se había comprometido tanto los ingresos gubernamentales.

Ese nivel de deuda pública –y de su servicio- preocupa al FMI. En su artículo “A Debt Intolerance Framework Applied to Central America, Panamá and the Dominican Republic” publicado en septiembre de 2011, se afirma que el gobierno dominicano debe reducir su deuda en 22.6 puntos porcentuales del PIB, con el objetivo de mejorar su calificación crediticia. Esa recomendación se fundamenta en el hecho de que la República Dominicana tiene una probabilidad de incumplimiento en el servicio de su deuda de un 59.2%. Sólo Uganda está en peor posición que el gobierno de Leonel Fernández.

Los acreedores privados también están muy preocupados por el desorden fiscal del gobierno dominicano. El banco UBS afirma que los gastos públicos serán superiores a lo esperado tanto en el 2011 como en el 2012. En su informe señala que, debido a la campaña electoral, es previsible que las finanzas públicas se deterioren todavía más. El banco JP Morgan, específicamente su analista Franco Ucelli, sostiene que el gobierno no podrá cumplir las metas fiscales establecidas en el acuerdo Stand-By firmado con el FMI. La revista The Economist afirma que la consolidación fiscal será interrumpida debido a los gastos vinculados con la campaña electoral. Las consecuencias negativas ya comenzaron a materializarse: el banco Nomura ha recomendado en su informe sobre la economía nacional desprenderse de los bonos soberanos dominicanos.
 
Las finanzas públicas del gobierno de Leonel se comienzan a percibir –muy tarde, opino yo- como inciertas y muy peligrosas. Para mantener una estabilidad macroeconómica sostenible es indispensable la reducción del despilfarro en el gasto público. Ese es el mensaje que desean escuchar los acreedores, pues ellos saben –recordando al famoso Profesor de Economía de la Universidad de Yale, Irving Fisher- que una deuda excesiva es el inicio de la debacle.

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