martes, 18 de enero de 2022

Subsidios a los combustibles: insostenibles y regresivos

[Escrito el 17 de enero de 2022]

El presidente Luis Abinader señaló que su gobierno no puede seguir subsidiando los precios de los combustibles. El primer mandatario señaló que el año pasado su administración destinó 13 mil millones de pesos para subsidiar los precios de los combustibles, lo cual presiona significativamente las finanzas públicas. Esto hace que ese tipo de gasto sea insostenible.

A la justificación presidencial se debe añadir que el subsidio al combustible que se ha venido otorgando beneficia más a los más ricos.  Esto es sencillo de entender. Los más ricos son los que consumen mayor cantidad de combustibles y, dado que el subsidio es por galón de combustible, los consumidores de mayores ingresos son los que recibieron la mayor cantidad de los 13 mil millones de pesos que se utilizaron para subsidiar los combustibles. Si el gobierno quisiera beneficiar más a los pobres y vulnerables con algún tipo de subsidio a los combustibles debería realizar una transferencia directa a ese segmento de la población, que le compense por el aumento de esos precios. Esa medida haría más justo el gasto público.

En el presupuesto General del Estado elaborado para 2022 se proyectó que el precio promedio del barril de petróleo West Texas (WTI) será de 62.70 dólares. En lo que va de año ese precio arroja un promedio de 80 dólares, pasando de 76 dólares a 84 dólares. ¿Hasta qué nivel pudiera subir el precio del crudo? Cabe recordar que entre enero de 2009 y abril de 2011 el precio del crudo subió de 41.73 dólares a 113.39 dólares por barril, manteniéndose en el entorno de los 100 dólares hasta junio de 2014. Esa información, y las actuales condiciones del mercado de petróleo, permiten proyectar un precio más alto en los próximos meses.

Por último, debe destacarse que precios de los combustibles más elevados harán más difícil la disminución de la inflación en la República Dominicana. El efecto de mayores precios de los combustibles será directo, aumentando el costo del transporte público y privado de pasajeros; e indirecto, mediante el aumento del costo del transporte de mercancía que implicará un incremento del precio de los alimentos. Mayores precios se traducirán en menor poder de compra, en una mayor tasa de interés compatible con la meta de inflación de 4%±1% y en una menor tasa de crecimiento del PIB real.

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