[Escrito el 19 de enero de 2022]
La Central Termoeléctrica Punta Catalina (CTPC) es el principal y más rentable activo productivo del Estado Dominicano. Esa realidad acentúa la necesidad de que sea administrada de forma eficiente, maximizando simultáneamente su rentabilidad y aporte a la oferta eléctrica nacional.
Hay dos posibles vehículos para organizar y gestionar ese importante
activo. Una sociedad anónima, cuyas acciones sean propiedad del Estado
Dominicano; o a través de un fideicomiso público, en el cual el Estado también
controle la propiedad del activo. Ambos vehículos tienen sus pros y contras,
pero ambos permiten alcanzar el objetivo de una administración flexible, eficiente
y rentable.
Durante mi gestión como administrador de Punta Catalina, se analizaron
ambas opciones y nos decidimos por una sociedad anónima. Con la ayuda de
excelentes asesores legales y financieros, se elaboraron y dejaron listos los borradores
de estatutos y demás documentos -legales y contables- requeridos para su incorporación.
La presente administración desechó el trabajo anterior y prefirió irse
por el camino del fideicomiso. Y esto ha originado tres grandes críticas. La
primera se origina porque el valor de Punta Catalina registrado como aporte al
fideicomiso está por debajo de los tres mil millones de dólares que durante la
campaña electoral señaló Antonio Almonte que costó esa central eléctrica. La
segunda crítica se fundamenta en la conformación del Comité Técnico del
fideicomiso por personas físicas del sector privado y sin ningún representante
del sector público. Y la tercera se origina por la figura del Fideicomitente
Adherente, que se interpreta como la posibilidad de que se privatice Punta
Catalina.
A los pocos días de haberse sentado en la oficina del administrador de
la CDEEE, el ministro de Energía y Minas, Antonio Almonte, recibió un informe
contable donde se le detalló el conjunto de pagos realizado al Consorcio
constructor de Punta Catalina. En base a esa información, Almonte debió
reconocer públicamente que el valor de la central no era superior a los tres
mil millones de dólares, sino que se colocaba en el entorno de los 2,454
millones de dólares. Esa acción le hubiese dejado claro a la opinión pública el
valor contable correcto de ese activo eléctrico. Lamentablemente, no lo hizo.
Con relación al Comité Técnico, le recomiendo a las autoridades que
incluyan como su presidente al Ministro de Hacienda y otros funcionarios
públicos que se considere de lugar. Esto le aseguraría al país que todas las
decisiones que se adopten en Punta Catalina serán beneficiosas para esa central
eléctrica y para el Estado.
Por último, dado que el pueblo dominicano quiere que Punta Catalina se mantenga como propiedad del Estado, se debería modificar la figura del Fideicomitente Adherente, es decir del posible nuevo “socio” del fideicomiso, para que sea una persona moral o entidad pública. Esto le daría tranquilidad a la gente, que ya reconoce la importancia de que se cuide y bien administre como propiedad pública el principal activo eléctrico de la República Dominicana.
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