[Escrito el 11 de marzo de 2021]
El ministro de Industria y Comercio, Ito
Bisonó, presentó un informe de precios de productos básicos tomados en diversos
supermercados y mercados. De acuerdo con el ministro Bisonó, existe una elevada
dispersión de los precios de productos alimenticios según una muestra tomada en
12 supermercados.
Esa dispersión -en establecimientos similares- refleja
un aumento de la volatilidad de los precios de esos componentes de la canasta
básica. En algunos establecimientos, sean supermercados, mercados o colmados, los
precios reflejan qué tan rápido están reaccionado a los movimientos de los
costos de producción. No todos los productores o suplidores traspasan todo el
aumento de los costos al precio final en el corto plazo, pues algunos pueden
estar esperando que las variaciones de costos sean transitorias. Esto, unido a
la información limitada sobre los precios de cada establecimiento, provoca que
se registren desviaciones en los precios para un mismo producto.
El ministro Bisonó debe estar tranquilo porque
en una economía de mercado, sin la intervención distorsionante de un
planificador, los precios de bienes similares convergen a un precio único. La
posibilidad de comprar en el lugar más barato y vender en el más caro hace que
la diferencia de precios de los plátanos, por ejemplo, desaparezca en pocos
días. De lo contrario aparecería la posibilidad de realizar práctica de
arbitraje, lo cual no es sostenible.
Un análisis más interesante es el propuesto por
el Banco Central en una nota publicada hoy sobre la incidencia en la inflación
local de los precios del petróleo y los alimentos en los mercados
internacionales. El organismo emisor sostiene que esas variaciones de precios
internacionales tienen un carácter transitorio, debido a que se explican por
factores coyunturales que se disiparán “a medida que se modere la pandemia, [y]
la producción continúe su proceso de recuperación gradual...”
Como apoyo a su argumento de que la inflación
importada es transitoria, el Banco Central indica que los contratos a futuro
revelan que el precio del petróleo WTI para finales de este año oscilará
alrededor de 60 dólares el barril, situándose 5 dólares por debajo del precio
actual. La recuperación de la economía global, empujada por el plan de rescate
de Biden ascendente a 1.9 millones de millones de dólares, y el nivel de
producción mundial condicionará si el precio del crudo se mantiene estable o
sube, por eso el margen superior de un intervalo de confianza de un 95% incluye
un precio del barril de petróleo de 100 dólares para diciembre.
El Banco Central estima, basándose en la
opinión de expertos de la Reserva Federal y del FMI, que la influencia de la
inflación importada se irá disipando. Y deja claro que se mantendrá vigilante
para tomar cualquier medida que sea necesaria para lograr que la inflación
doméstica converja a la meta de un 4% ±1%. Con esto confirma que su
principal activo es la credibilidad.
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