[Escrito el 26 de marzo de 2021]
En los Estados Unidos ya bautizaron la polémica sobre el impacto del plan de rescate de Biden como el debate del gran sobrecalentamiento. En un interesante artículo del New York Times, Neil Irwin le pregunta sobre este tema a un grupo de excelentes economistas y aquí les hago un resumen.
La inyección de 1.9 millones de millones de
dólares a la economía, unido a estímulos previos aprobados a finales del año
pasado, colocaría la demanda por encima de la oferta en algunos bienes y
servicios. Esto implicará un aumento de los precios. En esa situación cabe
preguntarse si ese incremento de precios será de una sola vez o si se
registrarán variaciones adicionales hacia arriba.
Janet Yellen, secretaria del Tesoro, y Gita
Gopinath, del FMI, piensan que el aumento de precios no será significativo. El
FMI estima que el paquete de estímulo de Biden provocará una tasa de inflación
de 2.25% en 2022, lo cual es consistente con la política monetaria de la
Reserva Federal que tiene una meta de inflación de un 2% y que, por lo tanto,
no hay nada que preocuparse.
Quienes sí están preocupados por el posible
sobrecalentamiento de la economía estadounidense son Larry Summers (Harvard),
Olivier Blanchard (MIT) y Greg Mankiw (Harvard) De acuerdo con estos brillantes
macroeconomistas, el plan de rescate de Biden es demasiado grande, por lo cual
habrá un exceso de demanda agregada que puede colocar la tasa de inflación en
niveles no sólo más elevados, sino que esas variaciones de precios pudiesen
considerarse como la nueva normalidad y acentuar las expectativas de inflación
por encima del 3% por varios años. Es lógico que esto presione hacia arriba los
salarios, dificultando la creación de empleo.
Estos economistas señalan que mayores tasas de
inflación actual y esperada pudieran traducirse en aumentos de la tasa de
interés de los títulos de renta fija, como los bonos del Tesoro, y en el
encarecimiento del endeudamiento público. La mayor tasa de interés impactaría
desfavorablemente sobre la demanda de inversión y consumo de los agentes
económicos privados. Janet Yellen, que fue la presidenta de la Reserva Federal,
responde a esa incertidumbre señalando que el banco central tiene los
instrumentos necesarios para asegurar la estabilidad de precios, en caso de que
fuese necesario.
Cabe decir que en ese escenario de aumentos de
tasa de interés se revertiría el ritmo de crecimiento económico, impactando
desfavorablemente sobre el empleo. Tal como señala Summers, la experiencia
enseña que ante el apriete monetario realizado en el pasado ha sido imposible
tener un aterrizaje suave, lo cual significa recesión y desempleo.
En las próximas semanas les seguiré informando sobre ese gran debate.
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