[Escrito el 24 de marzo de 2021]
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
recomendó recientemente a los países de América Latina la implementación de
reformas fiscales que permitan una recuperación sustentable post-covid. En el
Informe Macroeconómico del BID se indica que los países con baja recaudación de
impuestos deberían incrementar sus ingresos, sin afectar negativamente el
crecimiento económico. Y recomienda que esos mayores ingresos se destinen a
financiar proyectos con un elevado impacto social y económico, resaltando las
obras de infraestructura que permitan la expansión equitativa de la economía
digital.
La experiencia en la economía política de
reformas estructurales revela que el mejor momento para aprobar una reforma
tributaria es cuando el presidente de una nación goza de buena popularidad. Visto
el resultado del ranking Mitofsky, que coloca al presidente Luis Abinader como
el mandatario con la segunda mayor tasa de aprobación en el mundo con 77%, solo
superado por el presidente Nayib Bukele, que tiene un 84%, este es el momento
óptimo para que el gobierno dominicano prepare y envíe al Congreso para su
aprobación la reforma tributaria. Debe destacarse que, en el caso dominicano,
la Consulta Mitofsky reporta los datos de la encuesta elaborada por el
prestigioso Centro Económico del Cibao, propiedad de Leonardo Aguilera, actual
presidente de la Refinería Dominicana de Petróleo PDV.
Tal como recomienda el BID, esa reforma
tributaria, unida a la modernización de la política de gasto público, debe
promover el crecimiento de los ingresos de los segmentos más pobres y
vulnerables, creándole a ese segmento de población más oportunidades para
obtener empleos mejor remunerados. Esto cobra una gran importancia si se toma
en consideración que en el año 2020 se destruyeron más de trescientos mil
puestos de trabajo, elevándose la pobreza en más de dos puntos porcentuales, equivalente
a 268 mil nuevos pobres.
De acuerdo con declaraciones del ministro
Administrativo de la Presidencia, José Ignacio Paliza, la reforma fiscal que
ejecutará el gobierno de Abinader estimulará la economía. Espero que así sea,
por lo cual pienso que seguirán al pie de la letra las recomendaciones que en
vida realizó el brillante profesor de la Universidad de Harvard, Alberto
Alesina, para lograr una austeridad expansiva que beneficie al pueblo
dominicano.
Estoy plenamente convencido de que las
calificadoras de riesgo, Moody’s, Fitch y S&P Global Ratings, estarán muy contentas
con los resultados de la consulta Mitofsky-Aguilera, pues el elevado capital
político que se le asigna al presidente Abinader, asegura la aprobación y
aplicación exitosa de una reforma tributaria que reducirá el déficit fiscal y
mejorará la sostenibilidad de la deuda pública. Ambos objetivos son clave para
mantener el nivel de la calificación crediticia de la deuda del gobierno
dominicano.
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