lunes, 1 de septiembre de 2025

Jugando con candela monetaria

[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 1 de septiembre de 2025.] 

La Reserva Federal es el banco central más poderoso e importante del mundo. Su política monetaria influye y condiciona la de otros bancos centrales, en especial, la que ejecutan países con economías pequeñas y abiertas como la dominicana. 

En la actualidad, la Reserva Federal se encuentra bajo el asedio de la Casa Blanca, que exige un recorte sustancial en la tasa de interés de política monetaria, situada en el rango del 4.25% al 4.5%. El presidente Donald Trump ha manifestado su propósito de que dicha tasa disminuya hasta aproximarse al 1.5%, con el argumento de que ello reduciría el costo de financiar el déficit público y estimularía el crecimiento económico. Para lograrlo, se ha propuesto tomar el control de la Reserva Federal. 

La primera ofensiva contra la independencia del banco central fue el intento de destituir a su presidente, Jerome Powell. En julio pasado, Trump le acusó de una deficiente gestión administrativa al haber gastado 3,100 millones de dólares en la remodelación de tres edificios de la Reserva Federal, cifra mucho mayor al presupuesto de 1,900 millones de dólares. Delante de las cámaras, Trump le entregó un documento con el detalle de esos sobrecostos, lo que llevó a Powell a responderle de inmediato que sus cálculos incluían el edificio Martin, construido cinco años atrás.

El 21 de julio, Ben Bernanke y Janet Yellen salieron en defensa de la Reserva Federal. Ambos dirigieron el banco central estadounidense y cuentan con una amplia experiencia como funcionarios públicos. El primero añade a su curriculum el premio Nobel de Economía, mientras que Yellen fue secretaria del Tesoro. 

De acuerdo con su experiencia y sus sólidos conocimientos académicos, los dos economistas advirtieron que el intento de comprometer la independencia de la Reserva Federal, en particular las presiones del presidente Trump para lograr “una reducción drástica de las tasas de interés y sus amenazas de reemplazar a Powell, puede provocar un daño económico profundo y duradero.”

Además, Bernanke y Yellen resaltaron algo que conocen y han padecido los dominicanos: “Cuando los bancos centrales se ven forzados a financiar los déficits gubernamentales -manteniendo tasas de interés excesivamente bajas- el resultado es inevitablemente una mayor inflación y un daño económico significativo.” 

Ambos expertos sostienen, de forma clara y categórica, que la politización del banco central, la pérdida de independencia y la merma de la credibilidad en la política monetaria se traducen en mayores tasas de interés de equilibrio. Ese efecto encarece el financiamiento tanto para el sector privado como para el gobierno, reduce la entrada de capitales externos y eleva el riesgo de caer en el peor escenario posible: un entorno de estancamiento económico y de inflación, conocido como estanflación, que genera pobreza y deterioro del bienestar social. 

Tras el intento fallido de destituir a Jerome Powell, Trump dirigió sus ataques contra Lisa Cook, miembro de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal.  El 25 de agosto, publicó una carta en la que anunciaba su despido, por “causas justificadas.” Según el presidente, Cook cometió un delito al firmar dos solicitudes de préstamos hipotecarios en las cuales declaró que estarían destinados a la adquisición de su vivienda principal, una en Michigan y la otra en Georgia. Sin embargo, la gobernadora, lejos de dimitir, ha decidido defenderse en los tribunales y ha demandado a Trump. 

Numerosos abogados, inversionistas y académicos, entre ellos Paul Krugman, premio Nobel de Economía, consideran que esas medidas de Trump constituyen un paso importante hacia una Reserva Federal controlada por la voluntad de un líder fuerte, como ocurre en Turquía. En ese país, los errores de política monetaria, cometidos después de que el presidente Recep Erdogan declarase que las tasas de interés debían bajar porque constituían “la madre de todos los males,” han provocado una inflación que llegó a superar el 80%. 

En Estados Unidos, la tasa de inflación subyacente interanual a julio, medida por la variación del Índice de Precios de Gastos de Consumo Personal (PCE, por sus siglas en inglés), subió a un 2.9%. Dadas las expectativas de inflación a doce meses, la tasa de interés de referencia de un 1.5% que quiere Trump equivale a una tasa de interés real de un -1.4%, lo cual dificultaría que las autoridades monetarias logren la meta de inflación del 2%. 

Ese entorno macroeconómico equivale a jugar con candela monetaria. Las consecuencias sobre la tasa de inflación serían dramáticas, pues se crearían las condiciones para un aumento acelerado de los precios, impulsado además por el incremento en los costos arancelarios. Resultaría una sorpresa decepcionante que alguno de los economistas más sólidos que están al lado de Trump respaldase ese nivel de tasa de interés real. 

La reacción de los mercados financieros será determinante para la defensa de la independencia de la Reserva Federal. Si la cotización del dólar se desploma frente a otras monedas, si cae el precio de los títulos del Tesoro y si se reducen los precios de las acciones, los inversionistas estarían enviando una señal inequívoca de que prefieren un banco central independiente y no uno sometido como el de Turquía. 

Hasta el presente, no se han registrado en Estados Unidos cambios bruscos en el precio de esos instrumentos financieros, lo que puede interpretarse como un signo de que los inversionistas confían en que Trump no logrará tomar el control de las decisiones de política monetaria. De los siete gobernadores de la Reserva Federal, Trump ya cuenta con el respaldo de tres, y en mayo de 2026, con la salida de Powell, sumará un voto más. Sin embargo, conviene recordar que, aparte de los gobernadores, en el Comité de Operaciones de Mercado Abierto votan también cinco de los doce presidentes regionales de la Reserva Federal. En consecuencia, le resultará muy difícil a Trump imponer el recorte de tasas en la magnitud que pretende. A la fecha, el mercado prevé con una probabilidad de un 85% que, en la reunión de septiembre, la Reserva Federal realizará una reducción de solo 25 puntos básicos a la tasa de interés. Recortes de dichas tasas con magnitudes excesivas podrían desatar un fuego muy costoso.  

Banco Central mantiene inalterada su tasa de interés

[Escrito el 29 de agosto de 2025] 

En la reunión de política monetaria de agosto de 2025, el Banco Central decidió mantener inalterada su tasa de interés en un 5.75% anual. En su comunicado, las autoridades indican que en esa decisión se tomó en cuenta que la Reserva Federal continua con su política monetaria en territorio restrictivo y que persisten las perturbaciones arancelarias provocadas por Estados Unidos.  

Aun cuando se agradece a las autoridades monetarias esa información, hay de destacar que desde mediados de junio de 2023 se observa un aumento de la distancia entre la tasa de interés de política monetaria y las demás tasas de interés. 

En particular, la diferencia promedio entre la tasa de política y la tasa interbancaria, registrada entre enero de 2012 y mayo de 2023, pasó de 111 puntos básicos a una magnitud de 455 puntos básicos entre junio de 2023 y julio de 2025. Un comportamiento similar se observa al comparar la tasa de política con la tasa de interés pasiva. 

Ese resultado significa que la llamada tasa de interés de política ha dejado de ser la adecuada para enviar al mercado una señal clara de cuál es la postura monetaria, si restrictiva o expansiva. Es recomendable que el organismo emisor adopte las medidas necesarias para recuperar ese instrumento. 

Por otro lado, en el comunicado de política se redujo nuevamente la tasa de crecimiento proyectada del PIB para 2025 y se colocó alrededor de un 3%. Para alcanzar esa meta se tendría que registrar entre agosto y diciembre un crecimiento del Indicador Mensual de Actividad Económica de un 3.7%. Por eso pienso que lo más probable es que la tasa de crecimiento concluya más cerca del 2.5%.