jueves, 24 de julio de 2025

En defensa de la Reserva Federal

[Escrito el 23 de julio de 2025]

La Reserva Federal es el banco central más poderoso e importante del mundo. Su política monetaria influye y condiciona la de otros bancos centrales, en especial, la que pueden ejecutar otros países con economías pequeñas y abiertas como la dominicana. 

En la actualidad, la Reserva Federal se encuentra bajo asedio de la Casa Blanca, la que desea que modifique su tasa de interés hasta colocarla en el entorno del 1%. Un ataque que pudiese comprometer la autonomía, independencia y credibilidad del organismo emisor. Un resultado catastrófico. 

Ben Bernanke y Janet Yellen saltaron al ruedo en defensa de la Reserva Federal, a través de un interesante artículo publicado en The New York Times. Ambos dirigieron el banco central estadounidense. Bernanke, brillante profesor universitario, añade a su curriculum el premio Nobel de Economía y la Yellen, haber sido secretaria del Tesoro. 

En base a su experiencia y amplios conocimientos afirman que los intentos recientes de comprometer la independencia de la Reserva Federal, incluyendo las demandas del presidente Trump para “una reducción radical de las tasas de interés y sus amenazas de despedir a Powell pueden provocar un daño económico duradero y serio.”

Bernanke y Yellen reiteran algo conocido y sufrido por los dominicanos. “Cuando los bancos centrales son obligados a financiar los déficits gubernamentales -manteniendo tasas de interés excesivamente bajas- el resultado es inevitablemente una mayor inflación y daño económico.” 

Ambos expertos sostienen, de forma clara y contundente, que la politización del banco central, la pérdida de independencia y la merma de la credibilidad en la política monetaria se traduce en mayores tasas de interés de equilibrio. Ese resultado incrementa el costo del financiamiento tanto para el sector privado como al gobierno, reduce la llegada de capitales externos y eleva la probabilidad de que se registre el peor de los mundos: uno caracterizado el estancamiento económico y la inflación, el cual se denomina estanflación. Un estado que implica pobreza y destrucción de bienestar. 

lunes, 21 de julio de 2025

Hacia una política fiscal productiva

[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 21 de julio de 2025.]

Al contribuyente le interesa que cada peso que paga de impuestos sirva para mejorar su calidad de vida. En consecuencia, el gasto público debe estimular el crecimiento económico de forma sostenida. 

Luca Fornaro y Martin Wolf, profesores de Economía de la Universidad Pompeu Fabra (España) y de la Universidad de St. Gallen (Suiza), respectivamente, publicaron el pasado mes de abril un ensayo académico muy interesante sobre la conexión entre incremento de la productividad, la política fiscal y la deuda pública. 

Según los citados economistas, un elevado superávit fiscal primario (que se define como el saldo de las finanzas públicas, excluyendo el gasto por intereses de la deuda) se asocia con distorsiones fiscales -altos impuestos y baja inversión pública- que deprimen la inversión privada y reducen la productividad del capital y de la mano de obra, lo que presiona al alza la relación entre deuda pública y producto interno bruto (PIB). Para evitar ese estado de “estancamiento fiscal,” los autores recomiendan intervenciones de política que impulsen el crecimiento económico y refuercen la sostenibilidad de la deuda pública. 

El gasto en infraestructuras genera efectos económicos positivos en el largo plazo. Diversos estudios estiman que la inversión pública arroja un multiplicador de 1.6, ya que la inversión privada se correlaciona positivamente con la infraestructura e innovación, lo que incrementa la productividad y la tasa de retorno del capital. El multiplicador fiscal representa el cociente entre la variación del producto interno bruto (PIB) y el cambio en el gasto público o la política tributaria. 

La profesora de la Universidad de California en San Diego, Valerie Ramey, recopiló distintas estimaciones empíricas y concluyó que el multiplicador del gasto público en el mediano plazo varía entre 0.6 y 1.5, según el tipo de gasto. En particular, cuando la inversión es productiva y se implementa con eficiencia, el multiplicador fiscal tiende a ser más alto, sobre todo si se parte de un nivel de capital público inferior al socialmente óptimo. Por otro lado, se ha demostrado que, cuanto más distorsionador es el impuesto, ya sea por el tipo o el nivel de su tasa, más negativo resulta el impacto en la innovación y la productividad. En esos casos, el multiplicador se sitúa entre -2 y -3. 

En otro relevante estudio, Juan Antolín-Díaz y Juan Paolo Surico, profesores en la London Business School, evaluaron la importancia de los recursos destinados a la Investigación y Desarrollo (I+D) sobre el crecimiento económico. Los autores vincularon al gasto público militar importantes innovaciones como la generación de la energía nuclear, el internet y el GPS, entre otras. De sus conclusiones se desprende que un gasto público que promueva la I+D favorece la inversión del sector privado, la innovación, la productividad factorial total y el PIB.  

En la República Dominicana se percibe un estado de estancamiento fiscal. La inversión pública se ha reducido hasta situarse por debajo del 2.2% del PIB en 2025, muy lejos del 4.7% del PIB registrado como promedio anual en el período 1966-2020. Esa contracción de la inversión gubernamental responde al esfuerzo por contener el déficit público alrededor de un 3% del PIB y el superávit primario en un 0.7% del PIB. Sin embargo, una estrategia fiscal de “austeridad autodestructiva” limita el crecimiento del PIB, que a mayo acumuló una tasa interanual de apenas un 2.6%; es decir, poco más de la mitad del ritmo potencial del 5%. 

A su vez, el menor ritmo de expansión de los ingresos tributarios disminuye en segunda ronda la inversión pública y obliga a las autoridades, en su intento por mejorar el saldo primario, a incrementar las tasas impositivas a umbrales distorsionadores. Ese comportamiento fiscal genera un ciclo de ajustes secuenciales que reducen el ingreso per cápita. 

El nombramiento de Magín Díaz al frente del Ministerio de Hacienda representa una oportunidad para salir del estancamiento fiscal. La nueva gestión de Hacienda debe asegurar que los recursos públicos se orienten hacia actividades productivas que arrojen un multiplicador más elevado.  

La adopción de medidas, como aquellas que garanticen una tasa de retorno del gasto de capital superior a la tasa de interés de la deuda emitida para financiar proyectos de infraestructura, mejorará la sostenibilidad de las finanzas públicas. En ese contexto, resulta imprescindible priorizar el gasto, tanto el corriente como el de capital, mediante herramientas de análisis de costo-beneficio, evaluaciones de impacto y la aplicación de un presupuesto basado en resultados.

En la actualidad, existen numerosas partidas que hay que reducir o eliminar. El déficit financiero del sector eléctrico, que supera el 1.4% del PIB, y los subsidios no focalizados constituyen gastos corrientes ineficientes que deberían sustituirse por proyectos de inversión pública. El subsidio a los combustibles, que esta semana se situó en poco menos de 200 millones de pesos, aunque ha superado en ocasiones los mil millones de pesos en siete días, debe eliminarse porque beneficia principalmente a los hogares de mayores ingresos. Dicho subsidio es distorsionador, dado que reduce el impacto que debe tener el alza de los precios internacionales sobre la demanda local de combustibles, situación que se traduce en una demanda superior a la óptima, lo cual acentúa el déficit de las cuentas externas. Considerando que la inflación interanual a junio se encuentra por debajo del 4%, es posible suprimir el subsidio y seguir manteniendo la variación de los precios dentro del rango meta. 

En cuanto a los ingresos fiscales, es necesario diseñar y ejecutar medidas tributarias que no distorsionen las decisiones de los agentes económicos, que sean equitativas y capaces de generar con eficiencia los ingresos requeridos. Una Administración Tributaria eficaz debe enfocarse en contraer la evasión de impuestos por una suma equivalente a un 4% del PIB. Lograr ese objetivo permitiría recortar algunas tasas impositivas muy altas que, lejos de aumentar las recaudaciones, provocan su descenso. 

En conclusión, la política fiscal debe ser más productiva, crear oportunidades de empleo y fomentar el crecimiento económico indispensable para mejorar las condiciones de vida de todos, respetando al mismo tiempo la restricción presupuestaria y la sostenibilidad de la deuda pública. 

Jugando con candela monetaria

[Escrito el 18 de julio de 2025]

El presidente Trump quiere que la tasa de interés de referencia de la Reserva Federal se reduzca a un 1.75%. Esto significa una disminución de 275 puntos básicos con relación al límite superior del rango actual que va de 4.25% al 4.5%. El mercado prevé que hasta septiembre no habrá cambio alguno en dicha tasa y que luego, en el mejor de los casos, se llevarán a cabo dos recortes de 25 puntos básicos en lo que queda de año. 

Cabe recordar que la tasa de inflación a junio, medida por la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC), fue de un 2.7%. Esto implica que la tasa de interés de referencia que quiere alcanzar Trump equivale a una tasa de interés real de casi un -1%. 

Ese resultado es jugar con candela monetaria.  Las consecuencias sobre la tasa de inflación serían dramáticas, pues se crearían las condiciones para que los precios suban de manera acelerada empujados por los mayores costos arancelarios. Sería una desagradable sorpresa que alguno de los economistas sólidos que están al lado de Trump apoyen ese nivel de tasa de interés. 

Kevin Warsh, uno de los candidatos a ocupar la presidencia de la Reserva Federal, declaró recientemente que piensa que se mantendrá la independencia de esa institución, incluso en la administración de Trump. Según Warsh, que es considerado un halcón monetario, “la conducta independiente de la política monetaria es esencial.” Ojalá que pueda mantener esa posición si es nominado por Trump como presidente del banco central más importante del mundo.  

Trump quiere sacar a Powell, como sea

[Escrito el 17 de julio de 2025]

El presidente Donald Trump niega que esté considerando despedir a Jerome Powell de la Reserva Federal. Sin embargo, lo que se observa es un cambio de estrategia para alcanzar el mismo objetivo, que Powell abandone su cargo como presidente del banco central antes de mayo de 2026. 

El nuevo ataque de Trump se realiza a través de las críticas de su administración a los gastos incurridos en la remodelación de tres edificios de la Reserva Federal localizados en Washington, D.C. La nueva estrategia consiste en humillar y destruir la credibilidad de Powell como gerente, argumentando que ha despilfarrado recursos en dicho proceso de remodelación y que, por tanto, no debe continuar en la dirección de esa poderosa institución monetaria. 

El presupuesto original del proyecto que comenzó hace unos años ascendía a 1.9 miles de millones de dólares. En la actualidad la suma comprometida en las obras asciende a 2.5 miles de millones de dólares, equivalente a un 32% por encima de lo presupuestado. El incremento de costos de la construcción se explica por diversos motivos: cambios en el diseño original; aumento en el precio del acero, cemento y otros materiales más allá de lo previsto; remoción de una mayor cantidad de amianto de lo estimado; retiro no proyectado de contaminantes del suelo; y la solución de problemas relacionados con una capa de agua más alta de lo esperado. 

El cambio de estrategia de Trump se explica porque bajo la ley actual no puede despedir a Powell. Pero si logra que este renuncie, nombraría a un sustituto que esté dispuesto a reducir lo antes posible la tasa de interés de referencia entre 250 y 300 puntos básicos con el fin de reducir el costo del servicio de la deuda pública y estimular el ritmo de crecimiento económico. 

El mercado financiero le otorga un significativo valor a la independencia de la Reserva Federal. El escalamiento de la lucha de Trump contra la presencia de Powell pudiera debilitar la credibilidad de esa institución, evento que sería muy perjudicial para la economía global. 

miércoles, 16 de julio de 2025

Hacia una política fiscal productiva (Resumen)

[Escrito el 16 de julio de 2025. Día del gran Sasito.]

Al contribuyente le interesa, o al menos debería interesarle, que cada peso que pague de impuestos sea utilizado de una manera que estimule el crecimiento económico y cree oportunidades para mejorar sostenidamente las condiciones de vida de la población. 

Luca Fornaro y Martin Wolf, profesores de Economía de la Universidad Pompeu Fabra y de la Universidad de St. Gallen, respectivamente, publicaron recientemente un ensayo muy interesante sobre la conexión entre el crecimiento de la productividad, la política fiscal y la deuda pública. 

Según dichos autores, un elevado superávit fiscal primario se asocia con distorsiones fiscales -como son altos impuestos y baja inversión pública- que deprimen la inversión privada y reducen la productividad, lo que presiona al alza la razón deuda a producto interno bruto (PIB). Por eso recomiendan la adopción de intervenciones de política fiscal que sean favorables al crecimiento económico y mejoren la sostenibilidad de la deuda pública. 

En la República Dominicana se percibe ese estado de estancamiento fiscal. La inversión pública se ha reducido significativamente hasta situarse en el entorno del 2.2% del PIB. Esa contracción de la inversión gubernamental se ha llevado a cabo para mantener el déficit público alrededor de un 3% del PIB y el superávit primario en un 0.7% del producto. Ese comportamiento fiscal de “austeridad autodestructiva” limita el crecimiento del PIB, que acumulado a mayo apenas llegó a una tasa anual de un 2.6%; es decir, a la mitad del ritmo potencial.  

El nombramiento de Magín Díaz en el ministerio de Hacienda crea la oportunidad para que los recursos públicos se orienten, de una manera consistente temporalmente, hacia actividades productivas con un multiplicador más elevado y así el gasto público pueda mejorar su impacto positivo sobre el crecimiento del PIB y el bienestar de la sociedad dominicana. 

La inflación estadounidense se calienta

[Escrito el 15 de julio de 2025] 

Los aranceles de Trump empujaron hacia arriba la variación de los precios. A junio, la inflación interanual subió a un 2.7%, 0.4 puntos porcentuales por encima de la registrada al mes anterior. Se observa que esa variable sigue alejándose de la meta del 2% de la Reserva Federal. 

La inflación subyacente, la que excluye los precios de los alimentos y de los combustibles, también subió y se situó en junio en un 2.9%. 

A pesar de esos movimientos al alza, el presidente Trump escribió en la red social Truth que la tasa de interés de política monetaria debe ser reducida “ahora.” Ese tipo de actitud permite pensar que los ataques a Jerome Powell, la cabeza del banco central, se intensificarán en las próximas semanas, lo que elevará la volatilidad de las variables macroeconómicas. 

Ante ese pronóstico, algunas voces de mucho peso en el mercado financiero han defendido a la Reserva Federal. Jamie Dimon, presidente de JPMorgan, advirtió que la independencia de esa institución es “crítica” para la economía. 

Actualmente, el mercado da como un evento casi cierto que en la reunión de la Reserva Federal a celebrarse el 30 de julio, la tasa de interés de referencia se quede dentro del rango que va del 4.25% al 4.5%. Así que será en la reunión de septiembre cuando se lleve a cabo un ajuste a la baja de 25 puntos básicos. Mientras tanto, la tasa de rendimiento de los bonos a 30 años volvió a superar la barrera del 5%, lo que implica que se prevé que las tasas de interés de diversos instrumentos financieros se mantengan altas por más tiempo. 

Para la República Dominicana la subida de las tasas de interés en Estados Unidos es una mala noticia, pues limita el margen de maniobra del Banco Central e incrementa el costo del financiamiento del déficit público.  

Las epístolas de Trump

[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 14 de julio de 2025.]

La economía estadounidense es extraordinaria. Pese al elevado grado de incertidumbre generado por la errática política arancelaria de Trump y sus duras críticas a la Reserva Federal, la tasa de desocupación en junio es de un 4.1%, la inflación interanual se sitúa en un 2.4% y se proyecta que el producto interno bruto (PIB), en lugar de caer en recesión, crezca un 1.4% en 2025. Asimismo, el índice S&P 500, que se desplomó justo después del anuncio de los aranceles recíprocos el 2 de abril, ha subido un 10.4% desde el llamado “Día de la Liberación”. 

Las expectativas de alcanzar acuerdos comerciales con gravámenes reducidos, así como el respeto a la independencia de la Reserva Federal, constituyen la principal causa del buen desempeño de la economía de Estados Unidos. No obstante, dichas expectativas podrían cambiar en perjuicio de la estabilidad económica si se debilita la institucionalidad del banco central y se acentúa el traslado de los costos de bienes importados a los precios finales, con la consiguiente influencia negativa en las decisiones de consumo e inversión de los agentes económicos. 

La semana pasada se publicaron varias noticias que afectarán profundamente las expectativas económicas. Por un lado, Trump notificó por carta a un grupo de países el nuevo arancel recíproco que le impondrá a partir del primer día de agosto. Hasta el momento se han enviado más de 22 misivas, entre las que destacan las destinadas a Japón, Corea del Sur, Brasil y Canadá. Por otro lado, las críticas contra Jerome Powell se han intensificado hasta el punto de que se prevé una acusación relacionada con una supuesta mala gestión de fondos públicos en la remodelación de las oficinas principales del banco central. 

A Japón se le comunicó la imposición de un arancel generalizado del 25%. Trump sostiene que, en caso de que el país asiático responda con un impuesto a las importaciones provenientes de Estados Unidos, a la tasa que Japón establezca se le sumarán 25 puntos adicionales. Asimismo, si recurre a la práctica de direccionar el flujo comercial hacia un país con un arancel más bajo para reexportar desde allí hacia el territorio estadounidense, se aplicará también a esos productos la tarifa del 25%. 

Corea del Sur enfrentará un gravamen de un 25%. Ante esa noticia, las autoridades coreanas anunciaron la intención de acelerar las negociaciones con los representantes estadounidenses, con el fin de acordar una tasa inferior antes del primero de agosto. 

El contenido de la carta enviada a Brasil fue mucho más duro. En primer lugar, la epístola comienza con la acusación al gobierno brasileño de que está llevando a cabo una “caza de brujas” contra el expresidente Jair Bolsonaro, a quien Trump considera un buen amigo. En segundo lugar, se impone a Brasil un arancel recíproco de un 50%, con el falso argumento de que Estados Unidos mantiene un déficit comercial con el país latinoamericano. Dicha tasa arancelaria contrasta con la del 10% anunciada el pasado 2 de abril, que es el nivel base aplicado a los países con los cuales Estados Unidos tiene un superávit. 

El presidente Lula da Silva declaró que no aceptará presiones externas y que tomará represalias contra Estados Unidos. Esa reacción afectaría negativamente a los brasileños por dos vías. Por un lado, si se imponen aranceles a las importaciones de origen estadounidense, se incrementarían los precios de los productos importados y nacionales, lo que disminuiría el bienestar de los consumidores. Por otro lado, la carta de Trump advierte que, en el caso de que el gobierno brasileño aprobase un aumento de los aranceles, Estados Unidos aplicaría 50 puntos por encima a la tasa impuesta por Brasil. Esa escalada arancelaria encarecería aún más los productos brasileños, que serían desplazados por otros bienes provenientes de países cuyas exportaciones estén gravadas con tributos más bajos.  

El jueves pasado, el presidente Trump anunció que establecería un arancel del 35% sobre las importaciones procedentes de Canadá que no cumplan con el acuerdo de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). En respuesta a ese comunicado, el primer ministro de Canadá, Mark Carney, afirmó que su país tratará de llegar a un acuerdo con la Casa Blanca lo antes posible.  

Por otra parte, a la Unión Europea y a México se les aplicará un arancel de un 30%, según publicó Trump el sábado en la red social Truth.  De los europeos espera que no adopten ninguna represalia y que abran completamente su mercado a los productos estadounidenses. Mientras, a sus socios mexicanos les exige que intensifiquen su lucha contra el narcotráfico. 

Es muy probable que a muchos de los países que aún no han recibido carta alguna se les imponga un arancel de entre un 15% y un 20%. La República Dominicana se encontraría dentro de ese grupo, lo que implicaría un aumento adicional de, al menos, cinco puntos porcentuales respecto a la tasa del 10% anunciada el 2 de abril. En función de los argumentos empleados por Trump para establecer los aranceles recíprocos, no se justifica que se graven las exportaciones dominicanas, ya que el país tiene un déficit comercial anual respecto a Estados Unidos superior a los 5 mil millones de dólares.  

Frente a esa nueva tormenta arancelaria, resulta lógico que la Reserva Federal refuerce su postura de “esperar y ver” el impacto sobre la tasa de inflación. Las actas de la reunión de política monetaria de junio y las expectativas del mercado sugieren que, como mínimo hasta septiembre, no habrá una reducción de la tasa de interés de referencia. Esa previsión se aleja de la exigencia de la Casa Blanca, que presentó hace unos días un listado con tasas de interés de los principales bancos centrales mucho menores que la vigente en Estados Unidos. En ese documento, Trump escribió que la tasa de referencia debería bajar a un 1.75%, cifra que implica una reducción de 250 puntos básicos con relación al límite inferior del rango actual. Dado que ese ajuste no ocurrirá, es muy probable que se intensifiquen los ataques contra Powell, lo que elevará la volatilidad económica en las próximas semanas.