[Escrito el 28 de diciembre de 2022]
El 8 de septiembre de 2020 comenté que las acciones de Tesla exhibían el
típico comportamiento de una burbuja y que, por lo tanto, terminaría explotando
o desinflándose. Entre mediados de 2010 y finales de 2019, el precio de esa
acción se mantuvo muy estable y por debajo de los treinta dólares, tomando en
consideración las divisiones o splits de acciones realizadas en ese período. A
partir de marzo de 2020 comenzó a adquirir las características de una burbuja, llegando
a 407 dólares a inicios de noviembre de 2021. Desde esa fecha se observa que el
precio de la acción de Tesla tiene una tendencia descendente, aunque con
episodios de recuperación transitoria, situándose ayer en 109 dólares,
equivalente a una caída de 73%.
El precio de una acción se puede dividir en dos componentes. El primero
es el valor fundamental que se origina por la evolución de los dividendos que se
espera pagará la empresa a lo largo de su existencia. El segundo componente es
un valor transitorio, cuyo comportamiento pudiera ser el de una burbuja que
siempre termina desinflándose o explotando. La clave para hacer una buena
compra es saber identificar correctamente qué parte de un determinado precio
corresponde al valor de sus fundamentos y cuánto a una burbuja.
Una burbuja o anomalía es alimentada por las expectativas que se pueden crear y alimentar a través de una narrativa que se difunde en los medios de comunicación o redes sociales. Si una empresa es gestionada por una celebridad, como Elon Musk, que tiene una extraordinaria capacidad de influir sobre las decisiones de los agentes económicos a través de los medios de comunicación y las redes sociales, el precio de la acción pudiese crecer de forma exponencial, sin que la empresa tenga un valor presente de sus dividendos futuros que sea consistente con el precio de la acción en el mercado. En un mundo con agentes económicos informados y racionales esa burbuja no tardaría en estallar.
Ante el comportamiento de Elon Musk, ahora propietario de Twitter y que
ha vendido a precios elevadísimos miles de millones de dólares de las acciones de
Tesla que poseía, yo no compraría acciones de esa empresa. Mucho menos si tomo
en cuenta que su ratio precio de la acción a beneficios (P/E), que llegó a
estar por encima de 800 en el año 2020 y ayer se situó en 38, supera a la de otros
fabricantes de automóviles como Toyota, 10; General Motors, 5.7; Ford, 5.0; Mercedes-Benz,
5.0; y Volkswagen, 4.6.
En otras palabras, las acciones de todas esas empresas automotrices tienen
un precio por beneficio más atractivo, además de ser mejores fabricantes de
automóviles que Tesla. Esto las hace mejor opción de inversión, aun cuando Tesla
utilice de manera más eficiente, por ahora, la tecnología de la información y
de las baterías en la fabricación de automóviles eléctricos. Por eso pienso que,
el precio de la acción de esa empresa de Elon Musk no es más que una burbuja que
seguirá desinflándose, hasta que converja a un nivel consistente con sus fundamentos
económicos reales; es decir, con sus beneficios futuros.
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