[Escrito el 20 de diciembre de 2022]
La firma S&P Gobal Ratings mejoró la calificación crediticia de la
deuda soberana a largo plazo, llevándola de BB- a BB. El elevado crecimiento de
la economía, el aumento de las recaudaciones tributarias y la apreciación del
tipo de cambio justificaron la mejora de la calificación crediticia, aun cuando
no se ejecutaron reformas estructurales fundamentales para el crecimiento de
largo plazo.
El Banco Central se lleva gran parte del mérito de la mejora de la
calificación crediticia. La credibilidad en la política monetaria logró
mantener la confianza en el peso dominicano, permitiendo que la llegada de
capitales apreciara la moneda nacional con relación al dólar. La estabilidad
macroeconómica, que se expresa en una trayectoria descendente de la tasa de inflación,
ha favorecido que la demanda del sector privado, léase consumo e inversión,
haya amortiguado el choque negativo que por el lado de la oferta provino del
exterior. Ese comportamiento de la demanda interna privada, apoyada por las
remesas y la recuperación del turismo y de las zonas francas industriales,
explica la mayor parte del crecimiento económico que cerrará este año en el
entorno del 5%.
Las finanzas públicas también han tenido un buen desempeño. El
incremento de los ingresos tributarios, tanto los que cobra la Dirección
General de Aduanas como los que son responsabilidad de la Dirección General de
Impuestos Internos, está asociado con el crecimiento del producto interno
bruto. Por el lado del gasto, se observa una subejecución del gasto de capital
de un 30%, lo cual, junto a otros factores relacionados con la gestión de la
deuda pública, han creado un colchón de recursos líquidos disponibles que se
encuentran depositados en el sistema bancario consolidado y ascienden a una
suma equivalente a 6.6% del PIB.
A pesar del buen manejo monetario y fiscal, la calificación asignada a
la República Dominicana sigue por debajo de la calificación grado de inversión.
Para transitar de una calificación especulativa, como la BB, y pasar a la de
grado de inversión se necesitan tres elementos. El primero, una reforma
tributaria que eleve, por lo menos en cuatro puntos porcentuales del PIB, la
presión tributaria. El segundo, una reforma del sector eléctrico que elimine su
déficit financiero, lográndose su viabilidad económica. La combinación de esas
dos reformas permitiría mejorar la sostenibilidad de las finanzas públicas y
colocar la deuda, como porcentaje del PIB, en una trayectoria descendente.
Alcanzada esa meta fiscal, se pasaría al tercer elemento para alcanzar el grado
de inversión que es la capitalización del Banco Central. Si esos tres puntos se
cumplen, la deuda soberana dominicana alcanzaría grado inversión, beneficiando
a todos los agentes económicos con menores tasas de interés y mayor crecimiento
económico.
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