[Escrito el 10 de febrero de 2021]
El gobierno del presidente Luis Abinader debe
asegurar que existe igualdad de oportunidades para recibir la vacuna contra el
covid-19. Me imagino que por ese motivo el Gabinete de Salud, encabezado por la
vicepresidenta Raquel Peña, indicó que el sector privado no podrá realizar
importaciones de ese producto.
La población comienza a preocuparse por el
desconocimiento, de parte de las autoridades, de la fecha de llegada de las
dosis de la vacuna y del inicio del proceso de su aplicación. En la medida que
aumenta la cantidad de activos con covid-19 y se acumula el número de fallecidos,
se incrementa la percepción de riesgo de ser contagiado y morir. Esa percepción
se agrava mientras más cercano se tiene un fallecido del núcleo familiar.
La pérdida de un ser querido, cuando ya hay más
de 147 millones de personas vacunadas en el mundo, hace que los dominicanos se
molesten y desesperen ante la incapacidad exhibida por el gobierno para lograr
que lleguen las vacunas. Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador,
México y Panamá son países de la región donde ya se está vacunando a su gente.
Esto significa que ser parte de Latinoamérica o ser una economía en desarrollo,
como la República Dominicana, no explica por qué el gobierno dominicano no ha
logrado recibir la vacuna e iniciar el proceso de inoculación.
Esa desesperación es lo que ha hecho que
algunas personas quieran romper el cerco de igualdad de oportunidades y prefieran
que se permita al sector privado que importe la vacuna. Es probable que ese sector,
al ser más eficiente que el Estado Dominicano, logre que lleguen algunas dosis más
rápido. El problema es que el precio de importación de esa vacuna estaría
sujeto a la interacción entre la oferta y la demanda, y dado que la oferta actual
es baja y la demanda elevada, el precio de equilibrio sería muy oneroso y pagado
únicamente por los más ricos. Eso se percibiría como una injusticia.
En el caso de que sea el gobierno que importe la
vacuna y la distribuya para su aplicación, el precio sería cero. Esto se
percibiría como algo justo, pero tardío y, en consecuencia, letal para algunas
personas. Dado que las autoridades no han explicado al pueblo dominicano el
plan nacional de vacunación, queda suponer que los primeros a ser vacunados
serán los mayores a 65 años, sin discriminación alguna. Me imagino que las
autoridades evitarán el tráfico de influencias y el amiguismo mediante la
aplicación de una lotería asociada al número de la cédula. Sería terrible que
los primeros agraciados sean cercanos o miembros del partido oficialista.
Dada la ansiedad y desesperación que comienza a percibirse en el país, le recomiendo al gobierno del presidente Abinader que explique lo antes posible los detalles del plan de vacunación. Esto le permitiría ganar unos días de sosiego, frente a las protestas que se registrarían si continúa posponiéndose la llegada de la vacuna contra el covid-19.
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