viernes, 19 de febrero de 2021

¿Debe ser obligatoria la vacuna contra el covid-19?

[Escrito el 18 de febrero y actualizado el 19 de febrero de 2021]

El capital humano es uno de los factores que explica la diferencia del nivel de ingreso per cápita a nivel global. Los países con mayor capital humano son los que tienen mayores niveles de ingresos y bienestar.

La escolaridad, la experiencia y la salud se combinan para determinar el capital humano. Esto hace que muchos países incluyan en la Constitución o en leyes especiales la necesidad de que se adopten medidas que promuevan la escolaridad y que aseguren la salud de las personas.

En el caso de la República Dominicana, la Constitución establece el derecho a la salud. En el artículo 61 del citado texto se indica que el Estado debe velar por la protección de la salud de todas las personas. En consecuencia, ante cualquier pandemia, como la originada por el covid-19, el Estado debe adoptar todas las acciones necesarias para enfrentarla y evitar que se deteriore la salud promedio de los dominicanos.

Afortunadamente, la ciencia ha logrado el desarrollo y fabricación de la vacuna contra el covid-19. A pesar de lo difícil que ha sido obtenerla a nivel internacional, debido a la restricción de la capacidad de producción, las primeras dosis han comenzado a llegar a la República Dominicana. El próximo paso es que todos los dominicanos colaboren para recibirla en el momento en que le toque a cada uno, según se ha establecido en el Plan Nacional de Vacunación.

A mayor tasa de vacunación, mayor protección se logra del capital humano. Y esto implica que se minimiza el impacto negativo de mediano y largo plazo de la pandemia sobre el crecimiento del PIB potencial. En consecuencia, mientras más elevado es el porcentaje de los vacunados, mejor es para la sociedad.

El presidente Abinader declaró hace unos días que, de acuerdo con algunas encuestas, alrededor del 40% de la población no quiere vacunarse. Eso es preocupante. La única forma de crear la inmunidad de rebaño es si la mayoría de las personas recibe la vacuna. Si el 40% de la población decide no recibir la inoculación tendría un elevado potencial de causar un daño terrible, no solo a los dominicanos, sino también a todos los turistas que visitan esta tierra.

Esto implica una externalidad negativa, que significa un daño a un tercero provocado por la decisión de una persona que decidió no vacunarse. Y, recordando al brillante profesor de economía Arthur C. Pigou, pionero de la economía del bienestar, cuando una persona crea una externalidad negativa, debe pagar un impuesto o precio que compense a la sociedad por ese daño.

Dado que en este caso el precio sería demasiado elevado, pues se trata de la pérdida de vidas humanas, pienso que el gobierno debe, basándose en el mandato constitucional de proteger la salud del pueblo dominicano, explorar la posibilidad de que se emita una ley que declare obligatoria la aplicación de la vacuna del covid-19.  En ese contexto, cabe destacar que el doctor Cruz Jiminián, después de recibir la primera dosis de la vacuna, declaró que está de acuerdo con que su aplicación sea obligatoria por ley, “y que quien no tenga la vacuna que no pueda hacer vida social porque se va a convertir en un peligro para la humanidad.”

En caso de que no se acepte la obligatoriedad de las vacunas, entonces el gobierno debería promover que la población la acepte. En 1956, Elvis Presley, el Rey del Rock, aceptó ser vacunado contra la polio en el Show de Ed Sullivan que se transmitía por la CBS. Esto hizo que el porcentaje de adolescentes vacunados pasara de 0.6% a 80%.

No vacunarse contra el covid-19 es un ejemplo claro de una externalidad negativa. Aquí dos formas para evitarla: con promoción u obligación. El debate queda abierto.

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