[Escrito el 31 de enero de 2022]
El presidente Luis Abinader habló ayer a la nación y lo hizo bien. Después de haber escuchado diversas recomendaciones y críticas sobre el fideicomiso de la Central Termoeléctrica Punta Catalina, decidió que ese tema se discutiese en el Consejo Económico y Social. En ese escenario se podrán realizar las modificaciones que más convengan para que el principal activo productivo del pueblo dominicano sea administrado nuevamente de manera transparente, eficiente y rentable.
Un objetivo que se debe lograr con ese fideicomiso es maximizar el valor
presente del flujo de efectivo que se obtenga a lo largo de su operación,
incluyendo su valor terminal. Eso significa que las decisiones adoptadas deben
permitir que en los treinta años de vigencia del fideicomiso se obtenga el
mayor beneficio posible.
Para alcanzar esa meta se debe saber comprar a tiempo y a los mejores
precios posibles todos los insumos y servicios de esa central, como son:
carbón, cal, consumibles, seguros, transporte marítimo y servicios de mantenimiento
de los fabricantes de equipos, entre otros. Al mismo tiempo, hay que vender la
electricidad al mejor precio posible, tomando en consideración el precio de
mercado, tanto de contrato como spot. Además, se deben establecer los controles
necesarios para minimizar los gastos administrativos, presentando oportuna y
detalladamente los informes financieros. Lo anterior significa que todo
kilovatio que se produzca y venda debe maximizar la diferencia entre costos,
gastos e ingresos, obteniendo esa central eléctrica un provecho económico
enorme. Beneficios que, tal como señaló el presidente Abinader, serán recibidos
por el Ministerio de Hacienda, por lo cual es conveniente que el incumbente de
ese ministerio sea el jefe del Comité Técnico.
Con relación al valor terminal o residual de un activo como Punta Catalina, calculado al momento que concluya el fideicomiso, se puede decir que será significativo. Basta con observar que la empresa generadora de electricidad ITABO, que cumple cuarenta años de operación, sigue supliendo de manera eficiente electricidad, registrando buenos beneficios anuales que arrojan como resultado un valor de mercado millonario. Esa experiencia significa que en el documento de fideicomiso que se firme para Punta Catalina se deben establecer ciertas restricciones al valor terminal, el cual debe y puede ser maximizado si se adopta una buena política de operación y mantenimiento. Si ITABO sigue siendo exitosa después de cuatro décadas, Punta Catalina, que tiene mejor tecnología, debe serlo más y, en consecuencia, su valor terminal como parte del valor de mercado de ese activo será muy importante.
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