[Escrito el 16 de septiembre de 2020]
El gobierno de Abinader se encuentra en este
momento tratando de colocar más de tres mil millones de dólares en bonos
soberanos en los mercados internacionales. Ese proceso implica la presentación
de los principales resultados macroeconómicos, en particular los fiscales, a
los potenciales inversionistas.
Mi primera recomendación para esa venta es que
resalten todos los aspectos macroeconómicos positivos alcanzados en el período
2013-2019. Esto les demostrará a los inversionistas extranjeros que la economía
dominicana ha sido la de mayor ritmo de crecimiento de la región, gozando
simultáneamente de una extraordinaria estabilidad de precios y de tipo de
cambio. Asimismo, deben informarles que el sector privado, a través de su
consumo e inversión, explica alrededor del 85% del crecimiento promedio del PIB,
que superó el 6% en ese período. Y con relación a las brechas externas y públicas,
deben mostrarles cómo en ese período se redujeron a niveles sostenibles tanto
el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos como el déficit
público, permitiendo que las reservas internacionales se colocaran en diciembre
de 2019 en casi 8,800 millones de dólares.
Por otro lado, los funcionarios del gobierno de
Abinader deben reconocer que uno de los principales aspectos que analizan los
compradores de bonos es la sostenibilidad de la deuda pública post Covid. A
esos tenedores de bonos les interesa obtener el mayor retorno posible por sus
inversiones, pero minimizando el riesgo de incumplimiento de parte del emisor
de la deuda.
Es importante que el gobierno explique cómo se
logrará la consolidación fiscal. Los inversionistas comprenden que el déficit
público llegue a un 9.3% del PIB en este año 2020. Asimismo, comprenderán que
en 2021 se registre un déficit en el entorno del 5% del PIB, pero no aceptarán
que las finanzas públicas tengan un elevado déficit en el año 2022, pues esto
colocaría la deuda del sector público no financiero por encima del 60% del PIB,
debilitándose la capacidad de pago.
Le recomiendo al gobierno que presente sus
planes de reforma tributaria. Pienso que lo ideal es que ésta se apruebe a
finales de 2021 y que se ejecute en 2022, dentro del marco de un acuerdo con el
Fondo Monetario Internacional. No recomiendo que se realice la reforma impositiva
después de 2022, pues se sabe que se entraría en un año preelectoral, en el
cual, muy probablemente, el presidente Abinader se estará preparando para
presentarse a la reelección. Y se sabe que nadie habla de mayores impuestos en
campaña.
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