[Escrito el 10 de maro de 2025]
El presidente Donald Trump ha reconocido que su política arancelaria puede provocar una recesión económica al mismo tiempo que pudiese elevar el índice de precios al consumidor.
La incertidumbre sobre el precio de los insumos importados aumenta el riesgo en el precio del producto final y, en consecuencia, sobre el beneficio esperado de los negocios. En ese contexto, la decisión óptima de los agentes económicos es posponer la acumulación de activos reales, lo cual frena el crecimiento económico, actual y futuro. El comportamiento de la inversión en un escenario de incertidumbre excesiva fue analizado en 1936 por John Maynard Keynes, en su obra “Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero.” En su trabajo introdujo el concepto de “espíritus animales,” que son los factores psicológicos y emocionales que influyen sobre la confianza y el optimismo de los inversionistas y consumidores.
De manera más rigurosa, los profesores Avinash K. Dixit (Princeton) y Robert S. Pindyck (MIT), en su libro “Inversión bajo incertidumbre,” publicado en 1994, desarrollaron el valor de la opción de posponer la inversión aplicando herramientas de optimización dinámica estocástica, para demostrar que la incertidumbre y la volatilidad impactan negativamente sobre la inversión, en especial aquella que se considera irreversible y conlleva altos costos hundidos.
La combinación de aranceles elevados con una agresiva política de deportaciones masivas reduciría significativamente el crecimiento económico y elevaría el índice de precios, lo cual puede aumentar la probabilidad de que ocurra una estanflación. Ese es el peor de los mundos, pues implica simultáneamente la pérdida de empleos y la reducción del poder adquisitivo de los ingresos. El resultado de esa eventualidad económica es el deterioro de las condiciones de vida y el aumento de la pobreza.
El viernes pasado, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, intentó calmar los ánimos. En su intervención, restó importancia a las preocupaciones sobre una posible recesión en Estados Unidos, lo que lleva a pensar que la entidad que dirige mantiene la prioridad de que la tasa de inflación alcance la meta del 2%. La Reserva no tiene prisa en reducir la tasa de interés de política monetaria y, en estos momentos, está concentrada “en separar la señal del ruido a medida en que evolucionan las perspectivas.” No obstante, en el mercado se ha ido instalando la narrativa de que la incertidumbre provocada por los vaivenes de la política arancelaria de Trump reducirá significativamente el ritmo de crecimiento económico y, por ello, se prevé que el banco central estadounidense tenga que recortar la tasa de interés en tres ocasiones antes de que finalice el año
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