[Escrito el 20 de diciembre de 2021]
Chile, país considerado como la estrella de América Latina, el milagro
económico de la región, enfrenta el mayor reto de su historia. La llegada a la
presidencia del líder de las protestas estudiantiles, Gabriel Boric, constituye
la transición hacia un tipo de gobierno de izquierda, que podría emular al de
Allende, Chávez-Maduro, Ortega o al de Castro. Lo que se verá en los próximos
meses es la sustitución de los principios económicos de El ladrillo por las
ideas del estallido.
El Ladrillo es un libro que describe las bases de la política económica
del gobierno militar del general Augusto Pinochet. Ese libro tuvo su origen en
el trabajo de un grupo de jóvenes economistas educados en los principios de la
Universidad de Chicago, la cual en 1956 firmó un convenio con la Pontificia
Universidad Católica de Chile para entrenar rigurosamente en economía al mayor
número posible de personas. En 1969, esos economistas, bajo la coordinación de
Sergio de Castro, elaboraron un programa económico y social para el entonces
candidato presidencial Jorge Alessandri.
El Ladrillo tenía como propuestas fundamentales: la apertura de la
economía, la eliminación de prácticas monopólicas, la liberación del sistema de
precios, el establecimiento de un sistema tributario neutral, eficiente y
equitativo, la creación y formación de un mercado de capitales, el
establecimiento de un nuevo sistema previsional basado en la capitalización
individual y la protección de los derechos de propiedad, entre otras.
La victoria de Salvador Allende el 4 de septiembre de 1970 enterró la
posibilidad de aplicar la política económica planteada en El Ladrillo. En
contraste, se aplicó una política socialista, fundamentada en los principios marxistas,
con una clara intervención del Estado en las decisiones económicas, desplazando
al individuo del centro del análisis hacia una izquierda distorsionante. Las
consecuencias económicas del Gobierno de la Unidad Popular fueron desastrosas.
En septiembre de 1973, un golpe de Estado colocó en el poder al general
Pinochet. Parte de su equipo militar había tenido acceso a El Ladrillo y
evaluaba la posibilidad de ejecutarlo. El poder demoledor de las ideas
planteadas en ese programa de desarrollo económico derrotó los conceptos de
centralización que emanaban en ese entonces de las fuerzas armadas. A partir de
ese momento comenzaron las reformas estructurales que transformaron a Chile en
la mejor economía de la región.
Ayer, con la victoria de Boric, se cerró El Ladrillo y se abrió el estallido.
Así se conoce a las revueltas que hace dos años tomaron las calles de Santiago
de Chile, y que catapultaron como líder al hoy presidente electo. Boric ha
planteado que enterrará el pasado neoliberal y las políticas orientadas hacia
el mercado. Por eso señala que aumentará la intervención estatal en la toma de
decisiones, elevará los impuestos y los gastos públicos, eliminará el sistema
de pensiones de capitalización individual, prohibirá la minería que dañe el
medio ambiente, dará más empoderamiento a las minorías, mujer y grupos
indígenas, y adoptará medidas para reducir la desigualdad de ingresos y el alto
costo de la vida. Ya se verá su desempeño a partir de marzo de 2022.
Le deseo mucha suerte y todo lo mejor al pueblo chileno.
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