[Escrito el 17 de diciembre de 2021]
Chile, la economía más próspera y dinámica de la región por décadas,
está al borde del abismo. El domingo, día en que se celebra la segunda vuelta
de las elecciones presidenciales, se sabrá si caerá al precipicio o no. José
Antonio Kast, candidato de la derecha, se enfrenta a Gabriel Boric, candidato
de la izquierda, por la presidencia de Chile.
Los planteamientos de Boric, pasado líder estudiantil apoyado por el
partido comunista, meten miedo a buena parte de los chilenos, pero a otros les
suena bonito. Esto hace recordar que el discurso del comandante Chávez también le
sonaba bonito a los venezolanos, por lo menos en los primeros años de
abundancia generada por los ingresos del petróleo. Las ideas del candidato de
la izquierda son terribles para la economía y la gente. Entre otras cosas,
además de hacer crecer al Estado chileno, Boric ha planteado el
desmantelamiento del sistema de pensiones de capitalización individual, el cual
sería sustituido por un sistema de reparto que presionaría las finanzas públicas
hasta dejar a las personas sin pensiones.
José Antonio Kast, es un admirador de las reformas económicas aplicadas
por el general Pinochet con el apoyo de los Chicago Boys de Milton Friedman y
Arnold Harberger. Kast promete recuperar a Chile, mediante la ejecución de acciones
que promuevan la paz, el orden y el progreso. El estímulo al sector privado, un
Estado eficiente y la libertad individual constituye el fundamento del avance
económico y de la mejora del bienestar, opina el candidato de la derecha chilena.
Y no es para menos, desde 1973, en dictadura y en democracia, Chile ha
progresado adoptando medidas que estimulan la inversión, la innovación y el trabajo
eficiente del sector privado. Claro que hay cosas que se pueden y deben mejorar
en esa sociedad, por ejemplo, la distribución de las oportunidades para elevar
más rápido los ingresos de los pobres y vulnerables, pero eso no significa que
se deba descarrilar el tren, poniéndolo en manos de la extrema izquierda que, con
alta probabilidad, llevará a Chile hacia el abismo.
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