martes, 29 de noviembre de 2022

República Dominicana y Venezuela en la agenda estadounidense

 [Escrito el 28 de noviembre de 2022]

La administración Biden sigue sorprendiendo a sus vecinos de América Latina.

A la República Dominicana, uno de sus principales aliados y socio comercial, se le acusa sin prueba alguna de discriminación racial contra los estadounidenses de color que visitan el territorio dominicano. Al mismo tiempo se prohíbe la entrada de azúcar producida por la empresa americana Central Romana Corporation, a la cual se le acusa de trabajo forzoso y explotación de la mano de obra inmigrante haitiana que labora en los campos de caña.

De manera contrastante, Venezuela, cuyo gobierno encabezado por Nicolas Maduro había sido calificado por los Estados Unidos como una dictadura que irrespeta los derechos humanos, ha sido beneficiada la semana pasada con la autorización a la empresa Chevron para que reinicie junto a PDVSA la extracción y exportación de petróleo venezolano hacia el mercado estadounidense. Venezuela produce actualmente 700 mil barriles por día, cantidad que está muy por debajo de los 3 millones de barriles diarios que se producían antes de la llegada al poder de Hugo Chávez y se prevé que Chevron ayude a recuperar su capacidad de producción.  

Los casos de República Dominicana y de Venezuela revelan la inconsistencia temporal de la estrategia ejecutada por la administración Biden hacia esos dos países de América Latina.

En el caso de la República Dominicana, el deseo de los Estados Unidos de instalar campos de refugiados haitianos en territorio dominicano no es viable ni sostenible en el tiempo. Una simple revisión de la historia entre ambos países lleva a entender que el gobierno dominicano puede cooperar con el bienestar de la población haitiana, pero nunca aceptará el establecimiento de ese tipo de asentamiento humano en esta parte de la isla. Ante esa realidad, la estrategia óptima y racional sería instalar esos campos de refugiados en territorio haitiano y protegerlos con el poder militar estadounidense, francés y canadiense.

En el caso de Venezuela, la licencia otorgada a Chevron se justificó porque, supuestamente, Maduro negociará con la oposición la celebración de elecciones libres y justas. Dado el historial de Maduro es poco probable que eso suceda, por lo cual en algún momento los congresistas republicanos presionarán a la administración Biden para que revoque la licencia otorgada a Chevron. Esa revocación confirmará que la estrategia de negociar con Maduro es temporalmente inconsistente, aunque en ese trayecto mejore la capacidad de producción de petróleo de PDVSA. Si el equipo de Biden quería aumentar de forma permanente la disponibilidad de petróleo y derivados en su territorio, lo que debió hacer era estimular la producción local. Esa estrategia brindaría un mayor beneficio a Estados Unidos que el que brindará haber negociado con Maduro, quien está alineado con Irán y otros enemigos del gobierno americano.  

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