[Escrito el 9 de febrero de 2023]
El ministro de Trabajo, Luis Miguel de Camps, declaró hoy que “el
gobierno del presidente Luis Abinader no verá como suficiente un simple ajuste
por inflación, tenemos que ajustar por la inflación y aumentar.” El objetivo
es, de acuerdo con el ministro de Trabajo, reducir la brecha entre el salario
mínimo y el costo de la canasta básica. Esa medida de sobreajuste del salario
mínimo suena bien, pero pudiese tener repercusiones muy negativas sobre el
bienestar del trabajador.
Las autoridades deben tomar en consideración que a junio próximo la
inflación acumulada en 24 meses será cercana al 16%. La pérdida de poder de
compra de los ingresos de los trabajadores ocurrida en ese período se debe a la
inflación generada por choques de oferta, disrupción de la cadena de
suministros, aumento de los precios internacionales de los combustibles,
invasión de Rusia a Ucrania y la recuperación de la demanda posterior al covid,
entre otros factores totalmente exógenos a la economía dominicana.
El ajuste de la estructura de salarios mínimos igual o por encima del
16% significa que, a un segmento de población, específicamente a los empleados
formales, se les devolverá el poder de compra que se perdió por factores
externos incontrolables y que afectaron negativamente en promedio a todos los
dominicanos. La población trabajadora restante, por ejemplo, la del mercado
informal, quedará impactada negativamente por los factores externos.
¿Qué efectos tendría un sobreajuste del salario mínimo, tal como sugiere
el ministro de Trabajo? ¿Todo sería positivo para los trabajadores formales?
El aumento del salario mínimo provocaría un aumento de costos que
presionará hacia arriba los precios, lo cual elevaría la tasa de inflación o,
al menos, reduciría su ritmo de convergencia a la meta del 4%±1%. Esto obligaría al
Banco Central a incrementar más la tasa de interés de referencia, aumentando
las tasas activa y pasiva promedio de la economía. Ese mayor apriete monetario reduciría
la inversión y el ritmo de crecimiento del consumo, registrándose una menor
expansión económica y, obviamente, una menor creación de empleo.
Aquí viene lo duro. Si se destruye empleo formal aumenta la probabilidad
de que en un hogar donde antes había dos personas trabajando, una pierda el
empleo. Esto significa que, en ese hogar con dos salarios mínimos de 20 mil
pesos se podía consumir 40 mil pesos al mes, pero al ser despedido un perceptor
de ingresos -debido al aumento del salario mínimo en, dígase, 20%,- el nuevo
ingreso del hogar será de solo 24 mil pesos al mes. En otras palabras, el hogar
habría perdido 16 mil pesos al mes después del aumento del salario mínimo.
Es lógico que ese efecto negativo no ocurrirá en todos los hogares
dominicanos que reciban un salario mínimo, pero le aseguro que en algunos sí
ocurrirá. Esos hogares serán los que pagarán el costo de una política de rentas
errada.
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