[Escrito el 30 de septiembre de 2021]
El presidente Luis Abinader decidió intervenir personalmente para
solucionar el desabastecimiento de carbón que afecta a la Central Termoeléctrica
Punta Catalina. Y lo hizo de manera muy eficiente. Con una llamada directa al
presidente de Colombia, Iván Duque, logró que éste le gestionara con suplidores
privados de su país cinco embarques de carbón por un total de 300 mil toneladas
métricas.
Esa cantidad permite la operación de Punta Catalina por casi dos meses. Eso
le da tiempo suficiente a la actual administración de la planta de concluir el
proceso de licitación de urgencia, que inició hace unos días, por 420 mil
toneladas métricas. Y se puede señalar que la llamada del presidente Abinader
evitará que continúen los apagones que azotaron a la población desde inicios de
septiembre, debido a la negligencia en la gestión de compra del carbón.
El precio acordado para los tres primeros embarques fue de 170 dólares
por tonelada métrica. Y los dos siguientes se acordaron a un precio que ronda
alrededor de 220 dólares por tonelada métrica. Esto significa que el monto
total de la factura correspondiente a esas 300 mil toneladas métricas de carbón
asciende a 57 millones de dólares, lo cual revela que se pagó un precio
promedio ponderado de 190 dólares por tonelada métrica.
Es preciso señalar que el precio que se registró en marzo pasado, fecha
en que debió realizarse la licitación pública internacional para contratar el
suministro de 1.8 millones de toneladas métricas para Punta Catalina, fue de 72
dólares. Esto significa que esas 300 mil toneladas, que ahora llegan de
emergencia y fuera del ámbito de la ley 340-06, hubiesen costado únicamente
21.6 millones de dólares. En consecuencia, la incompetencia mostrada en la
gestión de Punta Catalina, que se puso de manifiesto al no realizar
oportunamente la licitación para el suministro de carbón, le costó al país un
pago adicional de 35.4 millones de dólares por concepto de compra de 300 mil
toneladas de carbón.
Así las cosas, el presidente Abinader le sacó las castañas del fuego al
ministro Antonio Almonte, pero lo hizo a un alto costo.
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