[Escrito el 14 de mayo de 2021]
El Grupo de los 30 publicó hace unos días un trabajo sobre la deuda soberana y el financiamiento post covid que recoge su preocupación sobre la vulnerabilidad macroeconómica en los próximos años. De acuerdo con los expertos que elaboraron ese informe, el extraordinario estímulo económico ejecutado en las economías avanzadas, que se tradujo en bajísimas tasas de interés y disponibilidad de liquidez, redujo la probabilidad de incumplimiento de la deuda soberana de los países emergentes. Dado que ese tipo de política no es sostenible, se puede pensar que choques nuevos vinculados con mutaciones del coronavirus tendrían un impacto muy negativo en la capacidad de pago de la deuda soberana.
El Grupo de los 30 está conformado por líderes
del sector público y privado, así como académicos, que tienen como objetivo el
estudio de los principales problemas económicos y financieros a nivel global.
Entre sus miembros se encuentran Larry Summers (Universidad de Harvard), Jacob
A. Frenkel (JP Morgan Chase International) y Guillermo Ortiz (exgobernador del
Banco de México), entre otros.
El profesor Summers indicó, al presentar el
informe, que la posibilidad de que se registren dificultades en el servicio de
la deuda pública es sustancial en el corto plazo. Por eso recomienda la
adopción de medidas que permitan la creación de una nueva arquitectura de deuda
soberana a nivel internacional, que esté preparada para enfrentar exitosamente
posibles choques futuros y facilitar la recuperación económica post covid.
En ese contexto, el Grupo de los 30 recomienda la ampliación de la ventanilla de apoyo ante pandemias del Fondo Monetario Internacional. Este debería ofrecer financiamiento con mayores plazos de vencimiento, a ser destinados principalmente a los países más vulnerables. Asimismo, recomienda a los países más desarrollados, los que se agrupan en el G20, a que expandan los programas de manejo de deuda a favor de los países de bajos y medianos ingresos, para reducir su vulnerabilidad macroeconómica ante una nueva pandemia.
Todo lo anterior son buenas medidas, pero se sabe que en el largo plazo la sostenibilidad de la deuda implica adoptar medidas fiscales que se traduzcan en un aumento de los ingresos por encima del gasto. Solo así se crearía un superávit primario que permitirá la disminución gradual de la deuda pública con el paso de los años, mejorando sostenidamente la salud de las finanzas públicas.
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