[Escrito el 15 de julio de 2016]
Los
medicamentos biológicos constituyen la frontera de la innovación farmacéutica.
Estos surgen del tratamiento de células vivas a diferencia de los medicamentos químicos
que se origen de la síntesis de moléculas.
El mercado
de esos productos es inmenso. Humira, un antiinflamatorio, representa ventas
globales de 14 mil millones de dólares al año. Debido a que está protegido por
una patente, el precio de dos inyecciones de ese medicamento se mueve alrededor
de los 4 mil dólares.
De acuerdo
al Financial Times, la Administración de Medicamentos y Alimentos de los
Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ha recibido la recomendación de
que se apruebe la producción de copias de ese producto. Dado que son productos
biológicos, de los cuales no se puede hacer una copia exacta del original, a
los que son casi iguales se les denomina biosimilares.
Esta
decisión coloca a los Estados Unidos en la trayectoria, más transitada por los
europeos, de permitir la existencia de biosimilares en el mercado para asegurar
que los precios sean más competitivos. De esa manera se lograría que los
pacientes puedan adquirir los medicamentos más modernos, pero a precios accesibles.
La industria
farmacéutica de la República Dominicana todavía no tiene ese tipo de
producción. Pero es importante que la
tenga, por eso es imprescindible que toda normativa que se apruebe sobre
biosimilares en el país estimule su fabricación. Para esto será necesario
importar tecnologías y conocimientos, e invertir grandes sumas de dinero, pero el
bienestar del paciente dominicano vale ese esfuerzo.
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