España ha vivido en recesión en los últimos años. La
explosión de su burbuja inmobiliaria desembocó en una severa crisis financiera
que produjo la caída de las actividades productivas.
En 2008 el PIB español desaceleró su ritmo de crecimiento
hasta situarse en un 0.9%, lo cual contrasta con el promedio de crecimiento de
un 3.7% que alcanzó entre 1994 y 2007. Ante esa coyuntura el gobierno decidió aumentar
el gasto público, pasando el saldo de las finanzas del estado de un superávit
de un 1.9% del PIB en 2007 a un déficit de un 11.2% del PIB en 2009.
A pesar de ese incremento en el gasto público, en 2009 el
PIB español cayó en un -3.7% y el desempleo comenzó a subir hasta llegar a un
27% en este año 2013.
Afortunadamente, los datos más recientes revelan que España
ha iniciado su recuperación económica. La producción industrial se incrementó
en septiembre en un 1.4% con relación al mismo mes del año pasado. Esa
recuperación se explica por el aumento de las exportaciones, lo cual pone de
manifiesto un aumento de su competitividad.
El gobierno español estima que este año la economía se
contraerá en -0.5%, pero que en 2014 registrará un crecimiento de un 0.7% y el
desempleo continuará reduciéndose de manera sostenida.
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