[Escrito el 15 de agosto de 2024]
Warrent Buffett, uno de los principales inversionistas a nivel global,
marca con sus pasos el camino bursátil que muchos siguen. Desde hace varias
semanas, se ha estado desprendiendo de acciones por un monto que ya supera los 77
mil millones de dólares que formaban parte de su portafolio de inversiones en
títulos de renta variable. Apple, Bank of America, Capital One, Chevron,
T-Mobile, Paramount Global son algunas de las empresas en las cuales Buffett ha
reducido su participación accionaria.
La decisión de Buffett sugiere que se prevé una reducción en el precio
de las acciones en lo que queda de año. Ante ese posible evento, se venden las
acciones y se compran títulos de renta fija, como bonos, o se permanece en
activos líquidos para aprovechar oportunidades que pudieran crearse cuando
aumente la volatilidad del mercado de valores.
El Oráculo de Omaha no está solo en esa estrategia. La reducción de la
inflación y el aumento de la probabilidad de que ocurra una recesión económica
en Estados Unidos hace que numerosos inversionistas decidan desprenderse de sus
acciones y compren bonos soberanos o corporativos. Ese cambio en el patrón de
inversión eleva el precio de los bonos y reduce su tasa de rendimiento. Un
ejemplo. El precio de la nota del Tesoro a diez años ha estado subiendo
significativamente desde finales de mayo, por lo cual bajó la tasa de
rendimiento de 4.62% el 29 de mayo a 3.84% a la fecha.
Hay que resaltar que ese movimiento de la tasa de rendimiento significa
una caída de 78 puntos básicos, que es tres veces el descenso que
previsiblemente ocurrirá de la tasa de interés de política monetaria en
septiembre. De ahí que pueda señalarse que, lo que se está observando en el
mercado de títulos de renta fija, va más allá del reflejo del cambio de postura
de política monetaria de la Reserva Federal hacia una con menores tasas de
interés.
A mi entender, la compra de bonos y venta de acciones es el reflejo de
que el mercado pronostica, por lo menos, una desaceleración económica y un
aumento de la tasa de desempleo. Por ese motivo los inversionistas desean,
antes de que sea muy tarde, recoger parte de las ganancias de la burbuja
bursátil creada por la masiva inyección de liquidez combinada con la manía de
la inteligencia artificial.
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