[Escrito el 15 de junio de 2023]
Durante esta semana, la Reserva Federal, el Banco Central Europeo y el Banco
Popular de China tomaron decisiones monetarias muy diferentes, pero
justificables en cada caso.
La Reserva Federal dejó inalterada la tasa de política monetaria en el
rango que va de 5% a 5.25%. En ese caso, dado que la tasa de inflación
interanual a mayo se colocó en 4% y que la expectativa de inflación para los
próximos doce meses se situó en 2.66%, se puede señalar que la tasa de interés
de referencia en términos reales se encuentra en territorio positivo. Por ese
motivo, las autoridades monetarias decidieron pausar los aumentos de tasas de
interés y esperar nueva información sobre el desempeño económico y el mercado
laboral.
Si la economía, cuyo crecimiento se pronostica en 1% para este año,
sigue enfriándose y se acelera la convergencia de la inflación hacia la meta
del 2%, es altamente probable que la Reserva Federal no aumente en julio la
tasa de interés. En cambio, si la inflación no baja lo suficiente y el mercado
laboral sigue muy caliente y con variaciones salariales que presionan hacia
arriba los costos laborales, sería un evento casi seguro que se decida aumentar
la tasa de interés, tal como señaló Jerome Powell en su más reciente
intervención.
El Banco Central Europeo incrementó en 25 puntos básicos su tasa de
interés de referencia, llevándola a 3.5%, el nivel más elevado en 22 años.
Christine Lagarde dejó claro que en la reunión de julio se aprobaría un nuevo
aumento, a menos que haya un “cambio sustancial” en los datos económicos. Esa
acción se justifica porque la tasa de inflación interanual a mayo en la
eurozona fue de 6.1%, proyectándose que cerrará el año en 5.4%, lo que
significa que la tasa de interés de referencia real se encuentra en territorio
negativo, implicando que la postura monetaria no tiene todavía un nivel
restrictivo.
Lamentablemente, los próximos aumentos de tasas de interés del Banco
Central Europeo presionarán hacia abajo la economía de la eurozona, que ya se
encuentra en recesión técnica por los choques de oferta que la han impactado.
Se pronostica -en el mejor de los casos- que la tasa de crecimiento del
producto interno bruto (PIB) pase de 3.5% en 2022 a 0.9% en 2023.
En contraste, el Banco Popular de China decidió recortar la tasa de
interés de política y liberar recursos monetarios para estimular su economía.
Esa entidad bancaria redujo de 2% a 1.9% su tasa de préstamos y liberó liquidez
para ser colocada a través del sistema financiero a menores tasas de interés. El
objetivo de esa política monetaria es estimular el consumo y la inversión de
los agentes económicos para que el PIB acelere su ritmo de crecimiento en la
segunda parte de 2023.
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