lunes, 26 de octubre de 2020

Mi profesor Lucas Vicens

Hoy se cerró un ciclo en mi vida académica. El fallecimiento de Lucas Vicens, mi profesor de Economía de Intec, representa la culminación de una continua enseñanza de él hacia mí que se inició en 1983.

Lucas fue mi gran maestro de economía, pues complementó mi formación académica con el análisis social que se necesita para modelar, usando el instrumental matemático y econométrico, los fenómenos económicos, sociales y políticos.

Lucas me impartió cinco asignaturas en Intec.  Historia del Pensamiento Económico fue la primera de ellas, y desde ese momento comenzó a mostrarme cómo entender el mundo social y político, utilizando el poderoso arsenal analítico que se desprende de los escritos de Marx.

Lucas siempre estuvo atento a mí. Recuerdo el día en que conversé con él sobre mis estudios de postgrado, cuando me encontraba tomando los últimos cursos en Intec en 1985. Le comenté sobre la posibilidad de irme a estudiar a la Universidad de Barcelona en España. Le encantó la idea. Me comentó de algunos buenos profesores que allí impartían docencia y me deseó mucha suerte.

Después de que regresé con mi doctorado en 1989, le dio seguimiento a mi vida como profesor e investigador. En más de una ocasión me aconsejó, académica y profesionalmente. Siempre lo escuché, pues sus palabras estaban llenas de sabiduría y cariño. Y cuando decidí estudiar en la Universidad de Chicago, también me apoyó en esa nueva aventura académica.

Recientemente fue un celoso guardián de mi trabajo en la Central Termoeléctrica Punta Catalina. En medio de ataques feroces, salió en mi defensa, escribiendo el 17 de mayo pasado en Twitter: “Aristy Escuder economista brillante, mi mejor alumno en mi carrera académica de 16 años. He seguido sus pasos, y puedo afirmar que es un hombre serio. Ha hecho un gran trabajo en Punta Catalina y la entregará en orden al próximo gobierno, lo cual es de suma importancia.”

Le respondí con todo el cariño y admiración que un discípulo puede tener hacia quien ha sido su maestro: “Para mí es un honor recibir esas palabras, querido profesor Lucas Vicens. Me comprometen a ser cada día mejor profesional y persona. Un fuerte abrazo.”

Estuvimos en contacto de forma permanente. El último mensaje que nos intercambiamos fue el pasado 6 de octubre. Para mí ese intercambio epistolar, es una joya que guardaré por siempre, al igual que conservo una copia de su brillante tesis de licenciatura que me obsequió hace treinta años.

Dios se llevó a mi gran mentor. Espero que lo premie con su gloria, por haber sido un hombre noble, bondadoso y siempre atento hacia el prójimo. Para mí, fue un gran honor haber sido su estudiante, su discípulo, su amigo y su protegido.

Te digo hasta luego querido Lucas. Paz eterna. Dios contigo siempre.

El lobo estepario. 

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